Esther Cañadas y Paula Echevarría revolucionan la Semana de la Moda
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Pedro del Hierro e Isabel Sanchis comparten el galardón a la mejor colección de la ediciónEl 80 aniversario de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid fue un cúmulo de celebraciones, estrenos y regresos, como el de Esther Cañadas. La icónica 'top' de los 90 volvió a las pasarelas españolas de la mano de Lola Casademunt tras desfilar este año para Balenciaga y Mugler en la Semana de la Moda de París. La albaceteña, que ha tomado el relevo de Nieves Álvarez como protagonista de los desfiles de la firma catalana, no pudo estar por contrato en el espectáculo del diseñador invitado, Michael Costello.
Cañadas ya había sido imagen de la firma del estadounidense, que ya de pequeño soñaba con trabajar algún día con la supermodelo. «Sigo su carrera desde que tenía 15 años. Ella ha inspirado muchos de mis diseños y bocetos. Incluso le escribí una carta el 8 de abril de 1998, con la esperanza de conocerla algún día... 25 años después, mi sueño se hizo realidad. Volé a España y rodé mi última campaña con la modelo de mis sueños», explicó.
Precisamente hace 15 años, cuando mandó la misiva a Cañadas, se trasladó a la exclusiva Palm Springs, en California, y abrió su primera tienda en el 286 de North Palm Canyon Drive, donde comenzó a hacer piezas a medida para celebridades como Céline Dion, Faye Dunaway, Beyoncé, Jennifer Lopez, las hermanas Kardashian, Ariana Grande, Britney Spears, Nicki Minaj, Meghan Trainor y Mariah Carey. Fue con Lady Gaga en 'American Horror History' con quien ganó uno de sus dos Emmys al mejor vestuario en una serie.
Pero si una mujer abrió a Costello las puertas de los vestidores de las mujeres españolas, esa fue Paula Echevarría. El modista abrió recientemente un taller en Madrid y, según él mismo aseguró, fue gracias a la actriz de 'Velvet', serie de la que el californiano era un gran fan. Una relación profesional y personal que nació cuando el diseñador contactó a la intérprete a través de Instagram para colaborar. Una unión que hizo que su nombre comenzase a sonar con fuerza en nuestro país, razón más que suficiente para que haya sido ella la protagonista del desfile de Costello, subiendo por primera vez a una pasarela para cerrar el 'show' del estadounidense.
Un momentazo con el que poner la guinda a tres jornadas de desfiles, entre los que han destacado las firmas Isabel Sanchís y Pedro del Hierro, que han compartido el premio a la mejor colección de la Mercedes-Benz Fashion Week. Del Hierro pone así el broche de oro a su 50 aniversario en el sector, que celebró con un desfile que ahondó en la circularidad del tiempo y en la transformación de la moda a través de las últimas cinco décadas, dominadas por los años 80. Y lo hizo con una deliciosa puesta en escena en la emblemática Corona de Espinas de Fernando Higueras, que hoy alberga el Instituto de Patrimonio Cultural de España, abriendo por primera vez sus puertas a un desfile.
Numerosos rostros conocidos como Isabel Preysler, María Pombo, Victoria Federica, Belén Cuesta, Andrés Velencoso, Boris Izaguirre, Carmen Lomana, Eugenia Silva o Emma Suárez se deleitaron con las propuestas de los directores creativos de la firma, Nacho Aguayo y Álex Miralles, lucidas por Judit Mascó, Vanesa Lorenzo, Verónica Blume, Oriol Elcacho o Mark Vanderloo.
La colección desdibuja los límites entre lo masculino y lo femenino en una erótica unión de sensibilidades, en la que la sastrería convive con volúmenes japoneses y no faltan los guiños a la tradición española, desde la flor de clavel a los volantes, que trazan un sutil homenaje a los orígenes de la firma y al legado de un diseñador fundamental para la historia de la moda española.
Una historia en la que también se ha hecho un hueco Isabel Sanchis. La firma valenciana presentó su primera colección en 1990 y sus vestidos de fiesta están muy codiciados por clientes en los países árabes y asiáticos, que acuden a su showroom privado en el exclusivo hotel Ritz de París cada temporada para conocer sus propuestas, caracterizadas por el empleo del volumen y la importancia de la silueta femenina.
Todas sus piezas se confeccionan en su propio taller, en la localidad valenciana de Benaguasil, que cuenta con 50 empleados. Uno de los objetivos de la marca es hacer sentir la importancia de las prendas bien hechas por maestros artesanos. El resultado es la creación de vestidos más cercanos a la alta costura que al prêt-à-porter, magnificando la feminidad con bordados exclusivos y un patronaje muy preciso para el que emplea técnicas tradicionales.
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