arantza furundarena
Domingo, 2 de agosto 2020
Si este fuera un verano más, los periodistas desplazados a Mallorca para cubrir la estancia de los Reyes en la isla habríamos comenzado la jornada acudiendo al Real Club Náutico de Palma para ver a Felipe VI embarcar en el 'Aifos' y (con mucha suerte) ... a la Reina y a sus hijas despidiéndole desde el pantalán... Pero este no es un verano cualquiera, la Copa del Rey de Vela, por «responsabilidad sanitaria», se ha aplazado al año que viene y los Reyes ni quisiera han llegado aún a Baleares. Lo harán, previsiblemente, el próximo fin de semana y con una agenda muy diferente a la de otros cursos.
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El de 2020 pasará a la historia como el verano del no. Igual que Pamplona vivió sus no Sanfermines, Mallorca se prepara para la no Copa del Rey de Vela (y su impacto de 18 millones de euros), la no tradicional recepción de la Almudaina y quién sabe si el no posado de Marivent... Aunque esto es probable que se mantenga. La visibilidad de la Familia Real en Palma tiene entre sus principales objetivos el de apoyar al turismo balear, y en el agosto del coronavirus este maltrecho sector necesita de la promoción real más que nunca.
«Abrimos el 25 de julio con mucha ilusión porque la venta iba bien, pero la noticia de la cuarentena impuesta por Gran Bretaña ha sido un auténtico mazazo», lamenta Toni Ferrer, director general del hotel Valparaíso, un cinco estrellas que domina la bahía de Palma y es un clásico en la isla. «Hemos registrado un 30% de cancelaciones y no solo de británicos, sino también, por un efecto mimético, de alemanes, holandeses... Y eso que Mallorca es uno de los destinos más seguros. En nuestro hotel, los protocolos de seguridad nos los ha supervisado una entidad externa que está presidida por un miembro de la OMS», recalca Ferrer.
La legendaria terraza de la suite 702 del Valparaíso tampoco acogerá este año la cena de los premios 'Mallorquines de Verano', un evento imprescindible del estío palmesano organizado por el conocido relaciones públicas Tommy Ferragut y que en ediciones anteriores ha homenajeado a celebridades como Diandra Douglas o Kyril de Bulgaria... Son los estragos de la llamada nueva 'normalidad'. Aunque, como matiza Ferragut, «este verano de normal no tiene nada; si acaso, habría que hablar de una nueva realidad».
Una realidad que no ha variado para la reina emérita, quien, cumpliendo la tradición de otros años, se encuentra en Palma junto a su hermana Irene de Grecia desde finales de julio. Felipe y Letizia, sin embargo, no solo retrasarán una semana su llegada habitual a la isla, sino que, entre el 10 y el 17 de agosto, mantendrán una intensa agenda centrada en los actos institucionales (el despacho con el presidente del Gobierno en Marivent y la audiencia con las autoridades Baleares), así como en diversos viajes por las islas del archipiélago para acercarse a los sectores más afectados por las crisis de la covid-19.
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Si este fuera un verano normal, lo previsible sería que la Familia Real, a partir del 17 de agosto, pusiera rumbo a un destino desconocido para disfrutar de sus vacaciones privadas. Pero en el verano de no, tampoco eso parece posible. Tras su estancia en Mallorca, según anuncian desde Zarzuela, los Reyes regresarán a Madrid.
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