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Rivera no ahorró detalles en su cita con Bertín Osborne. Telecinco

Kiko Rivera confiesa un pasado de drogas y vocación eclesiástica

El hijo de Isabel Pantoja charló con Bertín Osborne de sus adicciones superadas, el enfado con su hermana, su relación con la fama y su intención juvenil de ser cura

Lunes, 13 de enero 2020, 09:49

Siempre ha estado en los papeles, «no he conocido otra cosa», confesaba Kiko Rivera recordando la presión mediática que ha soportado desde que nació. El hijo de Paquirri e Isabel Pantoja ha sido famoso desde que llegó a este mundo y ha administrado su estrella ... como ha podido. Así se lo contaba a Bertín Osborne en 'Mi casa es la tuya' durante una larga charla en la que tocó todos los palos. «¡Hasta venían al colegio a buscarme!», rememoraba el artista que desvelaba que nunca fue un buen estudiante.

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«Me conformaba con un cinco», y llegaba al aprobado solo cuando su madre le amenazaba con privarle de la Semana Santa. Y es que la Iglesia llamó a su puerta desde muy joven. Kiko quiso ser cura por la influencia de un sacerdote que había en su colegio, el padre Rayo. «Era muy moderno, iba con los vaqueros rotos y yo quería ser como él», revelaba sonriendo. Y así se lo expuso a su madre y varios meses le duró la vocación. Hasta que descubrió la fiesta.

La conversación tocó temas peliagudos como el distanciamiento que tiene con su hermana. «Ha cambiado tanto…», se lamentaba el entrevistado apenado. «Me emociono porque me ha defraudado. Más que una hermana era como una hija, para mí era lo máximo», explicaba. Y es que Isa P., como ahora se conoce a la muchacha, «era una niña ejemplar, todo lo que no era yo», describía el hijo de la tonadillera. Fue al cumplir la mayoría de edad cuando la joven decidió hacer las maletas y marcharse de casa. «Se le cruzó el cable», intuía su hermano. El detonante de su actual enfado está en unas declaraciones que hizo ella en la presentación de su primer single. La familia no acudió al estreno y la chica atacó donde más duele. «Dijo que al menos ella no tenía vicios ni problemas con la justicia», contaba Rivera dolido. Con todo parece que las puertas de la reconciliación siguen abiertas: «Lo que más deseo en este mundo es que vuelva a nosotros. Mi madre está sufriendo muchísimo».

Desde su relación con la prensa a la ausencia de su padre, pasando por su vena artística o sus problemas con las drogas, de todo se habló en la mansión de Bertín. «Empecé con las drogas siendo muy joven», relataba sincero. Luego paró, pero la recaída fue terrible.

«Me salvó mi mujer, me dijo que o lo dejaba o cogía a mi hija y se iba de casa», manifestaba. Tuvo ayuda médica y salió del trance. «Ahora me encuentro bien, pero es complicado porque me dedico a la noche. No es fácil, pero lo llevo», declaraba muy serio. Cambiando de tema, Kiko admitió que uno de sus grandes miedos son los pájaros.

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De pequeño le hicieron un reportaje fotográfico en el Parque de María Luisa y el cámara lo cubrió de alpiste para que se le acercaran las palomas. Fueron tantas las que se juntaron que «casi me da un jamacuco», dijo.

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