joaquina dueñas
Miércoles, 29 de septiembre 2021, 11:42
Desde hace años, Aña María Martín, más conocida por todos como doña Ana, arrastraba un delicado estado de salud después de haber sufrido dos ictus en pocas horas en 2019. Ayer, 29 de septiembre, fallecía en Cantora, la finca en la vivía junto a su ... hija, Isabel Pantoja, en Medina Sidonia. Le acompañaban, además de la tonadillera, otros dos de sus hijos, Agustín y Juan.
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El pasado 17 de septiembre saltaban todas las alarmas después de que la madre de la cantante fuera ingresada en el Hospital Universitario de Puerto Real, en Cádiz. Las noticias que llegaban desde el entono sanitario no eran nada esperanzadoras aunque parecía que la situación mejoraba levemente cuando algo más de una semana después, el sábado 25, era dada de alta. Sin embargo, doña Ana no pudo remontar la situación y en la mañana de ayer se confirmaba el triste final.
A partir de ese momento las informaciones sobre la familia comenzaban a llegar en cascada. La noticia caía como un jarro de agua fría a sus nietos apenas dos días antes de la fecha prevista para la boda de Anabel Pantoja en la isla de La Graciosa, en el archipiélago canario. Allí estaban la propia Anabel y Kiko Rivera, que había viajado este martes junto a su mujer, Irene Rosales, y sus dos hijas para acudir al enlace. También de camino se encontraba su hermana pequeña, Isabel, con su pareja, Asraf Beno, y el hijo de ella. Por la tarde, todos comenzaban el periplo de vuelta, acompañados por Raquel Bollo, haciendo todo lo posible para llegar a tiempo a la despedida de doña Ana.
Poco antes de las siete de la tarde, el coche fúnebre salía de la finca de Cantora para dirigirse al tanatorio de Jerez donde le esperaban otro de sus hijos, Bernardo (padre de Anabel), junto a su pareja, Junco. Allí también habían llegado miembros de los clubes de fans de Isabel Pantoja.
En los últimos tiempos la cantante había decidido mantenerse día y noche al lado de su madre afirmando que «es lo más grande que tengo». Doña Ana ha estado siempre junto a su hija y son muchos los que atribuyen a la perseverancia de la progenitora el éxito profesional de Isabel Pantoja. Siempre en un discreto segundo plano, allá donde estaba la tonadillera era fácil descubrir a su madre que ha sido su mayor apoyo. Así lo ha reconocido en muchas ocasiones la artista: «Ella fue la primera persona que vio lo que valía su hija». «Ella era quien me arropaba y me preparaba la comida cuando yo estaba actuando y no se ha separado de mí ni un solo segundo», contaba. Un comportamiento que ella ha querido devolver ahora a su madre.
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Ana Martín había sido bailaora, llegado a actuar con Juanita Reina. Tras conocer al cantaor Juan Pantoja abandonó los escenarios para dedicarse a la crianza de sus cuatro hijos. Sin embargo, se quedó viuda muy joven (igual que años después le sucedería a su hija) y tuvo que sacar adelante a su familia. Siempre confió en el potencial de su hija y en que se convertiría en una figura de la canción. Desde niña le insistía en que ensayara antes de jugar y fue tan protectora que incluso se encargó de ahuyentar a posibles pretendientes poco adecuados para la joven Isabel Pantoja que, tal como había presagiado su madre, se convertía en una gran estrella. Tan estrecho era el seguimiento que en la cultura popular se acuño la expresión «ser como la madre de la Pantoja» para referirse a las progenitoras extremadamente protectoras.
Madre e hija no se separaron nunca, salvo el tiempo que la cantante pasó en la prisión de Alcalá de Guadaira por delitos de blanqueo de capitales durante su relación con el que fuera alcalde de Marbella, Julián Muñoz.
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Kiko y Anabel también tenían una relación muy especial con su abuela, no en vano, fue como una segunda madre para el dj ya que cuidó de él mientras su madre estaba de gira después de quedar huérfano de padre. Precisamente él publicaba varias fotografías junto a su abuela en Instagram, acompañadas de un duro mensaje hacia su madre y sus tíos: «Hoy te has ido y contigo se ha ido parte de mi vida. No sé qué hacer, estoy perdido y en La Graciosa. Tuve mis dudas de venir pero al final arriesgué y perdí, yaya de mi alma», se lamentaba.
Tras el último ingreso hospitalario de doña Ana trascendió que sus nietos habían conocido la noticia a través de la prensa y que no estaban recibiendo información alguna sobre la evolución de la matriarca. «No sé nada, solo sé por la tele porque nadie me ha llamado para decirme nada», reprochaba. «Solo quiero que me dejen despedirme de mi abuela», reclamaba en el mensaje de la red social. «Tus hijos no me dejan despedirme, ni siquiera me han informado de tu estado», precisaba. Sin embargo, a lo largo de la jornada la ira iba dando paso al dolor y Kiko Rivera suavizaba su postura, en un mensaje enviado Kiko Hernández que emitían en el programa 'Sávame': «Al final hoy se ha muerto mi abuela pero a mi madre se le ha muerto su madre. Yo voy a Cantora, esté mi abuela incinerada o no, y si me dejan pasar le daré un abrazo a mi madre», contaba el dj. «Es el momento de apartar ciertas cosas y tirar para adelante», confirmaba.
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Quedaba en el aire la celebración de la boda de Anabel Pantoja, programada para el 1 de octubre con todos los preparativos listos y la mayoría de los invitados ya en la isla de La Graciosa. A lo largo de todo el día se rumoreó sobre una posible suspensión a pesar de lo cual parece que finalmente seguirá adelante y servirá también como homenaje hacia doña Ana.
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