Pilar Vidal
Madrid
Martes, 15 de septiembre 2020, 00:05
La familia Gucci lleva fuera de la marca desde 1993 cuando Kering se convirtió en el dueño total de la empresa. Aún así el apellido sigue ligado a la casa de lujo y su legado se ha visto empañado por traiciones familiares, complots de asesinato ... y abusos sexuales. Esta última acusación la ha hecho pública Alexandra Zarini, de 35 años y nieta de Aldo Gucci, el hijo mayor de Guccio, fundador de la firma. La joven ha presentado la demanda ante el Tribunal Superior de California en Los Ángeles en la que describe años de abuso sexual por parte de su expadrastro, Joseph Ruffalo, con el encubrimiento de su madre, Patricia Gucci, y su abuela, Bruna Palombo. Hasta ahora Alexandra no se había atrevido a denunciar los hechos pero un cambio en la legislación de California y descubrir que su presunto agresor era voluntario en un hospital infantil de Los Ángeles, la han obligado a destapar un secreto que su familia lleva ocultando desde hace 30 años para evitar el escándalo mediático y empañar el nombre de la marca.
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Tanto su madre como su abuela han amenazado con desheredar y expulsarla de la familia, si seguía adelante con el proceso judicial. Pero Zarini, ha decidido ir hasta el final ya que hace años que es económicamente independiente de su familia. Aunque no completó su título universitario, trabajó en una oficina familiar y en una galería de arte. Desde que dio a luz en 2016 se ha dedicado solo al cuidado de su hijo y es su esposo quien mantiene a la familia. Tiene claro que si gana el juicio percibirá menos que lo que hubiera podido heredar de haberse mantenido callada. Pero piensa destinar las costas de los abogados a la Fundación Infantil Alexandra Gucci que lucha contra el abuso sexual infantil. A pesar de ser la nieta del fundador, nunca ha usado ropa de la marca y solo tiene un bolso que le regaló Patricia, su madre al cumplir los 17 años. Por cierto que esta se ha apresurado a enviar una declaración a 'The New York Times' en la que niega los hechos: «Lamento el dolor que Joseph Ruffalo le causó a Alexandra. Lo que le hizo es imperdonable y me sentí devastada cuando ella me contó todo en el consultorio de nuestro médico de cabecera en Londres en septiembre de 2007. Inmediatamente inicié un proceso de divorcio y me puse a curar a mi familia con ayuda psicológica».
Alexandra reconoce haber consumido drogas incitada por su padrastro. Una adicción que la defensa de Ruffalo ya está usando para mostrarla como una joven inestable mentalmente. Ella asegura haber recibido terapias para superarlo y acabar aceptando los abusos sufridos. Tampoco la credibilidad de Patricia está en auge. Apodada la 'viuda negra', ordenó a un sicario matar a su marido Maurizio Gucci, aunque llevaban diez años separados, por celos de que hubiera rehecho su vida sentimental con una vieja amiga. La condenaron a 16 años de cárcel, pero una vez puesta en libertad siguió cobrando el millón de euros anuales acordado en su divorcio y 24 millones atrasados que le tendrían que haber abonado sus hijas que se han negado desde el principio. A ella solo le interesaba el dinero y el apellido Gucci.
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