pilar vidal
Lunes, 7 de septiembre 2020, 00:10
Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II, es uno de los miembros más desconocidos de la familia Windsor. Con 99 años, lleva tres apartado de la vida pública, pero su opinión cuenta, y mucho. Por eso el libro 'Príncipe Felipe revelado' de la veterana cronista ... real Ingrid Seward, muestra el perfil de alguien que ha tenido un papel más relevante del que se creía en los escándalos familiares.
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Entregado a sus obligaciones, basa su vida en hacer lo correcto por la corona y no para saciar sus deseos personales. En 72 años su matrimonio ha sobrevivido a numerosas infidelidades, pero la edad y el confinamiento por la pandemia en el castillo de Windsor habría avivado algo que parecía muerto. Su empeño es mantener la reputación y la popularidad de la Familia Real, pero Seward cuenta que está devastado por la decisión de su nieto Enrique de abandonar el Reino Unido y por el escándalo de su hijo, el príncipe Andrés, relacionado con el pedófilo Jeffrey Epstein.
No entiende cómo Andrés, el favorito de la reina, se convirtió en un problema y mancilló la reputación de la Familia Real, ya que le advirtieron para no dejarse embaucar por los multimillonarios que solo buscaban conexiones que les abriesen puertas. Andrés negó todas las acusaciones y su relación de amistad con Epstein, pero su desastrosa entrevista en la BBC le obligó a dejar sus deberes reales y a no salir en la foto de boda de su hija, Beatriz de York, en julio.
Tampoco encuentra explicación a la huida de su nieto para salvar su matrimonio con Meghan Markle, ya que según él lo tenía todo; una hermosa casa, un hijo sano y una oportunidad única de generar un impacto global con su labor caritativa.
Seward aborda la relación con su exnuera Diana, que pasó del amor al odio. Cuando la joven lady Di llegó a la familia, la ayudó y arropó en casi todos los actos oficiales. Cuando se separó de su hijo, el príncipe Carlos, Felipe mantuvo una relación epistolar con Diana para intentar salvar el matrimonio. Algo sucedió entre ambos y meses antes de morir la princesa de Gales creía que la odiaba tanto que quería que desapareciera. Con su otra nuera, Sarah Ferguson tampoco hubo sintonía. Pensó al principio que ella sería una ventaja, y fue todo lo contrario al saltarse el guion y las normas de la vida real.
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Felipe de Edimburgo considera haber dado a sus hijos la mejor educación, pero algo falló. El tiempo dirá si su desvelos hacen perdurar la monarquía o si los errores acaban con su centenaria historia.
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