iciar ochoa de olano
Martes, 24 de septiembre 2019, 07:41
Uno de los años más esclarecedores en la biografía del clan Hilton fue 2007. A sus 79 años, Barron, sucesor de Conrad, su padre y el fundador del emporio hotelero en Texas allá por 1919, se deshacía del imponente 'holding' de 2.800 establecimientos de ... lujo para vendérselo a un fondo inversor y, de paso, ponía las cartas (financieras) sobre la mesa con respecto a sus quince nietos. A partir de entonces, Paris, su hermana, Nicole, y sus trece primos dejaban de ser oficialmente herederos para pasar a ser (casi) todo lo contrario. Asqueado, dicen, con su estilo de vida frívolo e indecoroso, el que fuera durante tres décadas presidente de la emblemática compañía hotelera decidía que los cachorros de la dinastía solo hincarían el diente al 3% de aquella colosal transacción, por la que ingresó unos 23.700 millones de euros. El 97% restante iría a parar de manera íntegra a una fundación filantrópica.
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Doce años después de aquel aviso a navegantes, el abuelo Barron acaba de fallecer en Los Ángeles, a los 91. Lo ha hecho por causas naturales y sin haber cambiado una sola coma de su testamento. Queda por ver ahora si el ejército de desheredados acatará la última voluntad del magnate o emprenderá acciones legales para tratar de enmendarla, tal y como el propio difunto hizo en su día al verse apeado del suculento patrimonio familiar. En 1979, cuando su progenitor murió dejando toda su fortuna a la Iglesia católica y a varias obras benéficas de la fundación que él mismo creó y que llevaba su nombre, Barron inició un complejo proceso judicial que acabó ganando en 1988 con el argumento de que había ayudado a su padre a levantar la cadena de hoteles.
2.800 Son los hoteles de alta gama con 480.000 habitaciones enrepartidos en 76 países que componían Hilton Worldwide Holdings y que el magnate ahora fallecido vendió en 2007 al Grupo Blackstone por 23.700 millones de euros.
El negocio de los alojamientos fue, de lejos, lo que le catapultó como multimillonario, pero no lo que más feliz le hizo. «Los mejores días de mi vida me los dieron los Chargers», confesó a 'Los Angeles Times' en 2009, en referencia al equipo de fútbol americano que él mismo creó, propulsó a la liga NFL y comandó hasta 1966, cuando vendió su participación por 9 millones de euros. Además de este deporte, a Barron Hilton le apasionaba jugar al póker y volar, tanto en aviones convencionales como en planeadores.
Como director ejecutivo del 'holding' hotelero, convirtió la marca Hilton en el nombre más conocido, exitoso y respetado de la industria hasta su liquidación en 2007. Tan solo unos meses después de deshacerse de ella anunciaba que, a su muerte, el 97% de sus posesiones se destinarían a la Fundación Hilton, la organización solidaria internacional impulsada por su padre. Y ahora que ha llegado el momento, todo apunta a que así será.
Hijastro de Zsa Zsa Gabor
Fotógrafo de la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, a su regreso se puso a vender productos de jugo de naranja con varios socios en el sur de California. Pronto los compraría y se haría cargo de la distribución. Más tarde, cofundó una compañía petrolera y comenzó uno de los primeros negocios de arrendamiento de aeronaves en el país, antes de regresar a casar y llamar a la puerta de su padre en Hilton Hotels. Ya no se desvincularía nunca.
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Una de sus aportaciones que más contribuyeron al crecimiento del negocio familiar fue la incorporación del juego en los algunos establecimientosn con la compra de dos casinos de Las Vegas, el Flamingo y el International. En cuestión de meses, reportaba el 40% de las ganancias de la compañía. En el plano más personal, tuvo como madrastra a la explosiva actriz Zsa Zsa Gabor y estuvo casado con Marilyn Hawley, con quien tuvo ocho hijos, de quien enviudó en 2004.
Compuesta y sin herencia, Paris Hilton, su nieta más conocida y controvertida, se ha mostrado desolada en Instagram: «Era una leyenda, un visionario, un hombre brillante, guapo, amable y que vivió una vida llena de logros y aventuras. Desde que era niña lo admiré como hombre de negocios. Me siento muy agradecida de haber tenido un mentor tan increíble. Siempre quise hacerle sentir orgulloso. La última conversación que tuvimos fue hace unos días y le conté lo mucho que influyó en mi vida. Su espíritu, su corazón y su legado vivirán en mí». Su dinero, parece que no, pero ella solita se sobra para sacar chispas a su apellido.
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