Con A de 'Arrebatao'
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Enrique Ponce continúa alimentando el estupor con nuevos gestos adolescentes hacia la joven Ana Soriaarantza furundarena
Viernes, 7 de agosto 2020, 00:15
Por no tuviéramos suficientes motivos de división, ya hay dos Españas también en lo de Ponce. Están los que aplauden su cana al aire (más que cana la cabellera entera, con el implante incluido) y los que lo maldicen por haber abandonado a Paloma Cuevas. ... Y estos últimos incluso se plantan a la entrada de las plazas donde él torea, con pancartas más encarnizadas que las de los antitaurinos. Que a un torero le insulten por matar a un animal en los tiempos que corren no sorprende, pero que le recriminen haber dejado a su santa por una veinteañera es lo nunca visto. A más de uno le van a quitar la afición.
El de Chiva, entretanto, a lo su¬yo. Habita en una realidad paralela que amenaza con dejarlo lelo... Gema López soltó en 'Sálvame' que, durante el confinamiento, Ponce y Paloma Cuevas hicieron vida conyugal (en todos los sentidos), y ya hay quien vaticina un ataque de celos de Ana Soria con apocalíptico final y aparición estelar en el 'Deluxe', justo antes de enrolarse en 'Supervivientes...'. Pero hasta que eso ocurra (o no), el torero vive el momento como si no hubiera un mañana.
En las relaciones de hombre maduro con chica joven (a ellos les separan 27 años) suele ser habitual que ella se integre en el mundo y las costumbres de él, mucho más establecidas y arraigadas. Aquí no. Aquí es Ponce el que se ha integrado en el grupo de amigos de su novia. Podría decirse que ha cambiado la cuadrilla por la peña.
Los amigos en cuestión son un grupo de 'milenials' con ganas de cachondeo que se hacen llamar los 'Arrebataos'. Y ese apodo le viene al torero como anillo al dedo, porque decir que está 'enamorao', 'encaprichao' o hasta 'embraguetao', por usar un término taurino, sería quedarse corto... Lo suyo es un arrebato en toda regla. Y de tal calibre que ha arrasado con todo, familia, casa y hacienda. ¿De qué tamaño será la resaca cuando despierte de esta inmensa borrachera de pasión? Imposible saberlo. Pero se intuye inconmensurable. No va a haber suficiente Alka-Seltzer para soportarla.
Casi a diario, la pareja ofrece nuevas pistas sobre el cariz de su romance. Más munición para 'followers' y 'haters'. Esta semana, un vídeo los mostraba en la terraza de un hotel vacilando con los colegas... En estas, Ponce abrazaba a su novia que, como buena 'milenial', lo besaba sin dejar de mirar el móvil. En el pecado lleva el torero la penitencia...
Luego Ana Soria hizo algo a lo que Paloma Cuevas jamás se atrevió en 30 años. Acudió a ver torear a Enrique Ponce desde el tendido. Con abanico, mascarilla y tres amigos veinteañeros. No le dio suerte. Ponce esa tarde pinchó en hueso y se fue sin tocar pelo -ayer, en El Puerto de Santa María, sufrió una cogida pero sin consecuencias reseñables-. Y eso que en un acto supremo de amor, de superstición (o de ridiculez, según algunos aficionados), el torero dibujó en la arena una A mayúscula poco antes del paseíllo. No se sabe si A de Ana, o bien A de 'Arrebatao'.
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