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JULIÁn ALÍA
Martes, 9 de octubre 2018, 17:27
Solo cien personas recibirán una llamada estos días que les confirme su presencia en las audiciones a ciegas de la sexta entrega de 'La Voz', la primera que va a tener lugar en Antena 3. La semana anterior, 250 aspirantes participaron en los 'castings' finales ... en un hotel madrileño. Elegidos entre más de 20.000, récord absoluto del programa, podían verse paseando por la recepción, preparando su actuación. Generalmente, acompañados de familiares y con la pertinente pegatina en el pecho.
Antes de comparecer ante el jurado, tuvieron la oportunidad de calentar con un 'vocal couch' para no atacar en frío sus melodías. Llegado el turno, accedían a una pequeña habitación donde aguardaban Susana Pérez, la productora ejecutiva, y Jorge Villaescusa, el productor musical, junto al pianista, los cámaras y otros miembros del equipo. También algunos periodistas, aunque provistos de antifaz para guardar la esencia del formato. Para el jurado, los concursantes solo tienen nombre, edad y ocupación profesional. Ningún dato más les importa, ni la historia que hay detrás de cada uno de ellos, porque podría desvirtuar la competición por ganar un espaldarazo televisivo a sus aspiraciones artísticas.
Tras el breve saludo de presentación, una pequeña prueba para adecuar los niveles de sonido antes de la evaluación definitiva de los candidatos. Algo que provocó la confusión de alguno de los participantes, que por el «vale, ya está», entendían que había finalizado su andadura. Dos canciones por aspirante, ni siquiera enteras, es el tiempo que tenían para convencer a los examinadores de sus virtudes. En total, apenas seis o siete minutos por cabeza, incluido un minireceso para echar un trago de agua, que les vino particularmente bien a quienes llegaron a la prueba con afecciones vocales leves, producto de algún catarro de temporada.
Se vieron edades y estilos muy dispares. Y, a decir de quienes pudieron contemplarlos en su integridad, alguna cara conocida; bien porque ya habían intentado acceder a las finales en ediciones anteriores, o porque habían participado en el formato 'kids', cuyo proceso de selección para la nueva temporada también está en marcha.
Tras seguir las actuaciones y agradecer su presencia, los jueces comenzaban a deliberar, conscientes del reto que les espera también a ellos. Desde las diez de la mañana hasta pasadas las siete de la tarde, escuchando a representantes de múltiples géneros, porque en España, como dice Susana Pérez, «sigue habiendo mucho arte». En opinión de la productora ejecutiva, «en esta fase ya no es tan importante el nivel». Son artistas potenciales que «no siempre están encima de un escenario; pueden ser el peluquero o el camarero que ves todos los días. Pueden estar en cualquier rincón».
Pérez agregó que los 'castings' de esta edición han ofrecido «mucha variedad» y que los concursantes han acreditado «personalidad», algo «muy importante para que se desarrollen como artistas». «Si hay corazón, hay más posibilidad de que se giren los 'coaches'», dijo la productora, tras reconocer el mérito de quienes «no solo tienen que cantar bien, sino hacer frente a una experiencia televisiva que muchas veces les provoca temor».
Con la única presencia confirmada de Paulina Rubio hasta el momento, el 'talent' está a punto de comenzar sus audiciones a ciegas con los cien finalistas. En paralelo, llegan la versión infantil ('La Voz Kids') y el estreno de un formato para gente mayor ('La Voz Senior').
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