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Nieto de Sancho Gracia e hijo de Rodolfo Sancho, Daniel era una persona anónima hasta que el 2 de agosto de 2023 acabó presuntamente con la vida de Edwin Arrieta en un bungalow en Tailandia. Ese aciago día, el cocinero, que cumplió 30 años el 11 de julio, acabó descuartizando al cirujano colombiano en el resort Haad Salad Villa de Koh Phangan, en el sureste del país. Un alojamiento que, por cierto, debido a la alta demanda tras el crimen, ha pasado de costar 15 euros la noche a más de 70.
El primero en llegar al hotel, el 31 de julio, fue Sancho, que al día siguiente compró un cuchillo, guantes, una esponja, una almohadilla de limpieza, bolsas de basura y productos de limpieza como lejía. 24 horas después recogía en el puerto al cirujano colombiano de 44 años, que perdería la vida esa misma noche tras un supuesta una pelea porque Arrieta le pidió mantener relaciones sexuales, algo en lo que insitió pese a la negativa de Sancho. Después, el cocinero troceó el cadáver en catorce pedazos que metió en bolsas. Algunas de ellas las tiró al mar en un kayak que había adquirido el día anterior y otras las llevó a un vertedero.
Sancho limpió la habitación cuidadosamente antes de asistir a una fiesta, tras la que denunció la desaparición de Arrieta, pero en ese momento varios trabajadores del vertedero hallaron las bolsas. Gracias a ellas llegaron hasta Daniel Sancho, al que detuvieron el 4 de agosto.
La noticia no tardó en llegar a España, donde abrió telediarios y fue apertura en los periódicos nacionales. Un caso que se fue alimentando con diversas polémicas, como las técnicas policiales empleadas durante la investigación, como permitir que el acusado tuviese un teléfono móvil, con el que contactó a varios periodistas, o que le llevasen a cenar al mejor restaurante de la isla.
No sería hasta el lunes 7 cuando Rodolfo Sancho entró en escena al emitir un comunicado en el que pedía el «máximo respeto» mientras su hijo realizaba una reconstrucción del crimen en el bungalow número 6 del alojamiento. Sin embargo fue la madre el cocinero, Silvia Bronchalo, la primera en desplazarse hasta Tailandia para acompañar a su vástago, que fue internado en la cárcel de Koh Samui después de que un juez del tribunal provincial de la isla decretara prisión provisional. Allí sigue 366 días después a la espera de la sentencia, que se dará a conocer el 29 de agosto a las diez de la mañana hora local.
Y es que justo hoy hace tres meses que terminó el juicio, en el que Sancho no se declaró culpable de la muerte de Arrieta ya que, según declaró, «solo trataba de protegerme de Edwin». El tribunal delibera desde entonces sobre si hubo premeditación en el crimen del cirujano colombiano, lo que podría acarrear al acusado la pena de muerte, o si se debió a un accidente fortuito en defensa propia ante un intento de violación por parte de la víctima.
En el alegato final, de 45 minutos de duración, Daniel Sancho sí reconoció que cortó el cuerpo y lo ocultó, un comportamiento que desde su defensa justificaron por el estado de «shock» y de «disociación» del chef español. Además, admitió que Edwin le dio dinero, razón en la que la acusación sustenta el móvil económico que habría llevado a la premeditación y a la comisión del crimen. El acusado también pidió disculpas, algo que desde su entorno explicaron que ha hecho en reiteradas ocasiones ante las afirmaciones que hablaban de falta de arrepentimiento o de frialdad, algo de lo que también ha sido tachado Rodolfo Sancho, en el punto de mira desde que su hijo dejó de ser anónimo.
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