Vox duplica el resultado en Andalucía, donde el PSOE revalida su victoria

Al 98% del escrutinio, el PSOE mantiene su dominio, incluso aumenta su representación -pasa de 24 a 25-, y el bloque de izquierda suma más diputados -aunque no votos-. Ciudadanos -que cogobierna en Andalucía- se convierte en una formación insignificante. Se deja casi diez puntos sobre el mes de abril; siete los absorbe Vox y el resto el PP. Los populares apenas rentabilizan el gobierno de la Junta y Vox se queda a solo un millar de papeletas para superar al PP en Málaga, la provincia del propio Juanma Moreno.

Los partidos eran conscientes de que gran parte de las generales se cimentaba en Andalucía, la circunscripción que más diputados aporta al Congreso: 61 de los 350. Pedro Sánchez, Pablo Casado e Íñigo Errejón abrieron campaña en Sevilla y Albert Rivera lo hizo en Cádiz. Por su parte, Santiago Abascal ha protagonizado los actos más multitudinarios en la comunidad. Sólo Pablo Iglesias descuidó esta tierra, donde mantiene diferencias cada vez menos disimuladas con el ala anticapitalista que lidera Teresa Rodríguez. Al menos, en esta ocasión ambos compartieron un mitin en precampaña, en Jérez. Y lo ha notado Unidas Podemos, que desaparece de tres provincias (Almería, Huelva y Jaén).

En la época de dominio casi hegemónico del socialismo, esta comunidad fue su mayor granero de votos. Las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018 rompieron 37 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas en la comunidad. Además del desgaste propio de tantos años en San Telmo, el PSOE pagó en aquellos comicios la fractura interna. El enfrentamiento -entonces nada soterrado- entre Susana Díaz y Pedro Sánchez se trasladó a la abstención del electorado de izquierda. El PSOE recuperó más de seis puntos el 28 de abril y continuó su ascenso en las municipales. En esta campaña, Pedro Sánchez y Susana Díaz han mostrado mayor sintonía. Sánchez abrió en Cádiz -en abril lo hizo en Dos Hermanas, feudo sanchista- y ese mismo día mostró su apoyo a Díaz para recuperar el gobierno de la Junta. La paz interna ha llegado cuando ambos tienen objetivos distintos y además son complementarios. Ferraz ha aparcado el debate de la sucesión en Andalucía y el PSOE-A se ha volcado en esta campaña. Pedro Sánchez era consciente de que gran parte de las opciones se las jugaba en esta comunidad, por eso volvió el miércoles de campaña, cuando visitó Córdoba, Sevilla y Málaga. El PSOE retrocede en votos con respecto a la cita de abril -castigado por la caída de la participación-, aunque suma un diputado más en la provincia de Huelva. Esta noche, en muchas agrupaciones socialistas se habla de la vuelta del 'susanismo'.

Atípica ha sido la campaña andaluza de Pablo Casado. El candidato popular abrió en Sevilla y en precampaña hizo un tour apresurado por tres provincias en un solo día -Málaga, Jaén y Granada-. No era lo que muchas agrupaciones esperaban de Casado, al que habían organizado grandes actos. El PP lo confió todo al tirón del presidente andaluz, Juanma Moreno. Sin embargo, quien mejor ha rentabilizado el bipartido entre PP y Ciudadanos que se ensayó en Andalucía hace menos de un año ha sido Vox.

Sus expectativas fueron creciendo conforme se acercaba la campaña. El mitin en Granada el 27 de octubre congregó 7.000 personas y sobrepasó las previsiones más optimistas; hasta el punto de que días antes tuvieron que cambiar de ubicación. Abascal se ha atrevido con Dos Hermanas -plaza fetiche socialista-, donde reunió 5.000 simpatizantes. Y también estuvo en Huelva, una de las provincias donde Vox no obtuvo representación el 28 de abril. Además, Iván Espinosa de los Monteros, Javier Ortega Smith y Rocío Monasterio han intervenido en la campaña andaluza. Vox ha centrado todo sus esfuerzo en sus referencias nacionales. Macarena Olona, que es una de ellas, ha vuelto a concurrir por Granada, aunque ni siquiera ha pisado la provincia al encontrarse en la recta final del embarazo. Con su discurso nacional, Vox obtiene representación en las ocho provincias andaluzas y se queda muy cerca de ser segunda fuerza en alguna de las capitales.

Albert Rivera sí contempló a Andalucía en su campaña, pero los datos dicen que no de la forma adecuada. Abrió en Cadiz y visitó Málaga y Sevilla, las tres provincias donde el 28 de abril obtuvo dos diputados. Pero obvió las otras cinco circunscripciones donde sólo tenía un representante. Un riesgo excesivo, sobre todo cuando por Almería y Granada concurrían los números dos y tres del partido a nivel nacional, José Manuel Villegas y Fran Hervías. Ambos se quedan fuera. El despliegue de consejeros andaluces de Ciudadanos o del propio vicepresidente de la Junta, Juan Marín, no han compensado los malos presagios que auguraban las encuestas. Los resultados han sido aún peores. El 28 de abril Ciudadanos fue la segunda fuerza -por delante del PP- y ahora retrocede a la quinta.

Unida Podemos concurría con una unidad forzada, después de que los anticapitalistas desistieran al límite a su pretensión de acudir bajo las siglas de Adelante Andalucía. Íñigo Errejón aprovechó esa grieta para presentar candidaturas en Sevilla, Málaga, Cádiz y Granada. Salvo esta última -por un problema de agenda sobrevenido-, ha visitado todas las provincias. Más País apenas ha interferido en los resultados.

Los dos bloques se quedan muy igualados en la comunidad y el gobierno de la Junta bastante comprometido.