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A. Azpiroz/L. Pérez
Domingo, 30 de julio 2023, 12:34
No termina de haber tregua en torno a algo tan delicado como el escrutinio de las generales del 23 de julio, que en lo que se refiere a la Comunidad de Madrid ha vivido en una montaña rusa desde la noche electoral, cuando el PP ... logró 15 escaños para la candidatura de Alberto Núñez Feijóo, un resultado menos contundente de lo esperado al calor de la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso, por 11 del PSOE para Pedro Sánchez. Pero el conteo final, el viernes casi de madrugada, del voto CERA –el de los residentes en el extranjero– permitió a los populares arañar el asiento madrileño número 16 en el Congreso, lo que ha ensanchado su distancia con respecto a los socialistas y, lo más relevante en este contexto, ha decantado la balanza entre bloques obligando a Sánchez ahora a dotarse del sí de Junts para su investidura al no bastarle ya con su abstención.
Pero el CERA no ha puesto punto final, sino seguido, al escrutinio en Madrid. Mientras se desvelaba el sábado que Díaz Ayuso había montado un equipo para revisar las actas electorales descubriendo más de 400 errores que perjudicaban a su partidos, los socialistas, pese a interpretar que el voto exterior no había cambiado el escenario, decidieron ayer por la mañana mover ficha pidiendo a la Junta Electoral de Zona que revisara con carácter excepcional los 30.000 votos nulos contabilizados en las urnas madrileñas.
La respuesta llegó por la tarde: el órgano supervisor deniega la solicitud al considerar que «no hay razón sobre posibles irregularidades» para atenderla. Pero el portazo no zanja el tira y afloja. Los socialistas anunciaron casi inmediatamente que recurrirán el rechazo ante la Junta Electoral Central. Y si algo prueba el pulso al límite que libran los dos principales partidos del país por los equilibrios de fuerzas tras las elecciones generales es que fue Alfonso Serrano, hombre fuerte de Ayuso como secretario general del partido en Madrid, quien difundió en las redes sociales el acuerdo de la junta zonal, con una valoración política nada baladí: Vox, señaló Serrano, «se ha puesto de canto; complicado saber a qué juegan en un momento tan trascendental».
Sobre la literalidad del rechazo a la reclamación del PSOE, la junta electoral lo justifica atribuyéndolo a la «especulación infundada» de los socialistas de que «es posible que la reducida ventaja del partido ganador del último escaño pudiera revertirse a favor del solicitante». El órgano explica que no encuentra base para atender a la petición en que la ha cotejado con «todas las valoraciones estadísticas que se nos ha ofrecido por el delegado provincial del censo, miembro de la junta y de la mesa».
El que pasará a los anales de este 23-J como el disputado escaño 16 por Madrid no había engordado la cosecha del PP por 1.738 votos. En otro conteo al límite después del registrado en la noche electoral, el CERA dio un vuelco a los resultados al concedérselo a los populares, que se impusieron con una holgada ventaja entre los madrileños residentes fuera del país. Así, el escrutinio final en la comunidad sitúa a Feijóo con 1.463.112 sufragios, el 41,09%, y a Sánchez con 1.004.567, el 28,21%. Pero la batalla por ese asiento que se ha vuelto tan importante para la gobernabilidad, y que recupera el diputado navarro expulsado de UPN Carlos García Adanero, distó de haberse apaciguado el viernes.
Aferrado al último clavo ardiendo, el PSOE quiere que se revisen los sufragios nulos en la comunidad porque se ha quedado a apenas 1.327 papeletas de poder retener el undécimo parlamentario perdido por el CERA. «La diferencia entre PP y PSOE es tan pequeña que creemos que hay que ser lo más garantistas posible y que ningún voto se pueda quedar fuera por no hacer un pequeño esfuerzo más», argumentan desde Ferraz. Los recurrentes piden que el nuevo conteo se haga en «un acto público» y presencia de representantes de todas las candidaturas para asegurar el escrutinio y las eventuales impugnaciones a que pueda dar lugar.
La reivindicación del PSOE, que se apoya en el precedente de una petición similar –baldía– que hizo en su día el PP en Alcorcón, llega después de otro hecho insólito. La misma noche electoral, y al percatarse de que ese famoso escaño 16 pendía de un hilo, fue Ayuso la que tomó la iniciativa conformando un grupo con una treintena de personas para inspeccionar y cotejar una a una las actas del 23-J con los datos recogidos por Interior. La baronesa madrileña descubrió 431 errores desfavorables para su partido. Una baza que hizo innecesaria el CERA al dar el escaño clave a los populares.
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