El PSOE pisa el acelerador en su intento de convencer a los indecisos progresistas y de centro en la recta final de la campaña. A tres días de las elecciones generales y después de haber tenido que participar en dos debates electorales que dieron algo ... más de vuelo a sus rivales, Pedro Sánchez ha decidido imprimir a su discurso un tono más proactivo y hoy no ha dudado en hurgar en la herida entre PP y Ciudadanos. «Si no son capaces de gobernarse entre ellos difícilmente pueden aspirar a gobernar España», ha dicho.
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El equipo de estrategia del PSOE tiene muy claro que el salto de barco que este martes protagonizó el hasta hace unas semanas presidente de la Comunidad de Madrid por el PP, Ángel Garrido, a las filas de Ciudadanos concede una oportunidad a su candidato para convencer a los antiguos votantes de Rivera, ahora dudosos (en torno a 800.000, dicen), de que si lo que buscan es estabilidad y un gobierno «sólido» que dure cuatro años tienen que votar socialista.
El problema del jefe del Ejecutivo es que necesita a ese perfil de elector pero también a los indecisos que se mueven en su flanco izquierdo para realmente alcanzar una mayoría que le pueda permita gobernar en solitario, su objetivo declarado. Y lo que seduce a unos puede ahuyentar a otros. A los de centro, les disuade la idea de que Podemos pueda ser socio preferente. A los exvotantes de Iglesias que caiga en la tentación de pactar con Ciudadanos.
En una entrevista en TVE esta mañana, Sánchez ha buscado por ello un equilibrio. De un lado, ha insistido en que su deseo es no depender de nadie. De otro, ha asegurado que hablará mucho con Podemos, sobre todo en lo que respecta a políticas sociales, pero ha alertado contra la tentación de fragmentar el voto de la izquierda si se quiere impedir una coalición de derechas. «Creo que todo voto cuenta en democracia -ha dicho consciente de las reticencias que despiertan en algunos sectores que se hable de 'voto útil'- , pero ahora mismo el único que cuenta para avanzar es el PSOE».
Los socialistas admiten que Iglesias hizo un buen papel, durante los debates de RTVE y Atresmedia el lunes y el martes, que ha podido ayudarle a retener a algunos de los simpatizantes que tenía en la cuerda floja o a recuperar a aquellos que ya habían puesto un pie en el PSOE. A pesar de que en el segundo encuentro televisivo Sánchez trató de taponar esa vía asegurando que no entra «en sus planes» pactar con el partido que la ha puesto «un cordón sanitario», es decir, con Cs, no las tienen todas consigo y en estos días intensificarán el mensaje de que disgregar el voto (o relajarse y abstenerse) puede beneficiar a la «ultraderecha».
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