Cristian Reino
Barcelona
Lunes, 24 de julio 2023, 00:29
La política de Cataluña dio ayer un vuelco. Quince años después, el PSC recuperó la hegemonía en las generales, con una victoria incontestable, frente a unas fuerzas independentistas que se dejaron nueve escaños, pero que pueden ser claves para la gobernabilidad. No solo ERC, sino ... que Junts también entra en la aritmética para la investidura. Aunque la posición entre ambos es muy distinta. Esquera apuesta por apoyar un Gobierno de izquierdas, eso sí, subiendo el precio, mientras que los de Puigdemont están por el bloqueo, salvo que Sánchez ofrezca un referéndum. Tienen una llave que solo puede intercambiarse por la autodeterminación.
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Los socialistas, con 19 escaños (48), se consolidan como la primera fuerza en Cataluña. Ganaron las últimas elecciones autonómicas y lo vuelven a hacer en las generales, lo que envía un mensaje de futuro al secesionismo, que lleva gobernado en Cataluña desde 2010. ERC y Junts sumaron ayer 14 escaños. Hasta ahora, los nacionalistas tenían 23 en las Cortes. ERC tenía 13. Los republicanos perdieron ayer seis escaños y casi la mitad de los votos obtenidos en 2019 (874.000). En las municipales, los de Junqueras se dejaron 300.000 votos y en esta ocasión dejan escapar 440.000. Han pasado de primera fuerza catalana en Madrid a tercera, tras el PSC y los comunes. Un fracaso que pone en cuestión su estrategia en Madrid y que evidencia que han calado las llamadas a la abstención de los sectores más radicales del nacionalismo. El movimiento secesionista está desorientado, tras el fracaso del 'procés'. No hay unidad, cada uno hace la guerra por su cuenta y el electorado se ha cansado.
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El independentismo pierde mucho peso pero no capacidad de determinar la gobernabilidad española. ERC tiene una papeleta muy complicada, pues ha sido castigado por apoyar a Sánchez y tiene que afrontar un nuevo respaldo al dirigente socialista. Hay sectores de Junts que verían con buenos ojos regresar a la política útil en Madrid, pero Puigdemont tiene el control del grupo parlamentario y hace tiempo que está instalado en el 'cuanto peor, mejor'. Su electorado no le perdonaría un apoyo a Sánchez. Junts perdió un escaño respecto a 2019. «No haremos presidente a Sánchez a cambio de nada», dijo Míriam Nogueras. Junts está fuera del poder en la Generalitat, en la Diputación de Barcelona y en el Ayuntamiento de Barcelona, pero ha conseguido atrapar a ERC. La CUP tenía dos diputados y se ha quedado fuera del Parlamento español.
El resultado del 23-J tendrá consecuencias. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, está obligado a mover ficha. Tras la derrota de las municipales, acometió una remodelación de su gobierno. Su partido, ERC, ha encadenado dos fracasos electorales (municipales y generales). El dirigente republicano lleva semanas advirtiendo de que pasara lo que pasara el 23-J, no entra en sus planes el adelanto electoral, pero su posición es muy débil. Gobierna solo con el apoyo de los 33 diputados de Esquerra (sobre 135). Si quiere llegar hasta el final de la legislatura, en 2025, tendrá que buscar el apoyo en los socialistas o en Junts. Si Sánchez necesita a los republicanos, el PSC podría ayudar al Govern. Pero Aragonès podría optar por tratar de rehacer la unidad independentista con el objetivo de buscar la remontada de cara al futuro. ERC planteará un frente común en Madrid para pactar el precio de la investidura de Sánchez.
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