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Alberto Núñez Feijóo comienza a desplegar un relato para intentar llegar lo más limpio de polvo y paja a las elecciones generales del 23 de julio ante la pinza en que intentan atraparle el presidente del Gobierno, de una parte, y Vox, de otra, a ... cuenta de los pactos con la extrema derecha tras las municipales y autonómicas del 28-M. La maniobra de Pedro Sánchez de acelerar los tiempos convocando a la ciudadanía a votar en pleno verano, con el objetivo de cortocircuitar el 'efecto arrastre' de la euforia en la derecha y el desaliento en las filas del PSOE, obliga al PP a depurar su plan inicial de evitar un acuerdo que le atara de manera general en las instituciones locales a los de Santiago Abascal y de aplicar intervenciones quirúrgicas tomándoselo con calma. Algo, lo de la calma, que Génova va a mantener, pero ahora para postergar la imagen de entendimiento con la ultraderecha que persigue Sánchez a fin de alentar que lo que se dirime este 23-J es democracia o «'trumpismo'».
El cortafuegos que trata de levantar la dirección comandada por Feijóo pasa por acudir a los plenos de constitución de los ayuntamientos el próximo día 17, con algunas grandes plazas bajo el foco como Valencia, sin maniatarse a Vox desde ya y por dilatar la conformación de gobiernos autonómicos más allá del 23 de julio; incluso a costa de que sus barones vayan a una primera investidura, si toca antes de la cita con las urnas, que pueda resultar fallida en el supuesto de que Vox no acceda a apoyarles sin contrapartidas. Aunque hay matices, y no menores: María Guardiola está afanándose en subrayar su determinación de hacerse con la presidencia de Extremadura frente a Guillermo Fernández Vara –ambos empataron a escaños, aunque los socialistas son primera fuerza en votos–, bajo el paraguas, sostiene, de que Feijóo ha dejado margen de actuación a sus líderes territoriales y de que sus «jefes son los extremeños», según enfatizó este jueves en una entrevista en Cuatro.
Guardiola está dispuesta a entenderse con Vox, que ha fijado ya su línea roja: al PP no le van a salir gratis las presidencias, además de Extremadura, de la Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón. En Cantabria, Miguel Ángel Revilla ha puesto sus escaños a disposición del PP para que pueda sortear el acuerdo con la extrema derecha.
A sabiendas de que tanto el partido de Santiago Abascal como el PSOE tironearán, a un extremo y otro de la cuerda, para que el PP se comprometa, Feijóo se parapeta ya tras el escudo del relato. Y ese relato apunta a que los populares van a cargar las culpas sobre los hombros de Vox si la ultraderecha no se aviene, sin precio alguno, a promover el vuelco en los gobiernos autonómicos que dependen de ella para avanzar en «la derogación del 'sanchismo'». Los populares están persuadidos de que, con el desalojo del Gobierno PSOE-Unidas Podemos en marcha tras el primer asalto de su victoria este 28 de mayo, Abascal y los suyos no pueden permitirse aparecer como propiciadores de la continuidad de los socialistas a dos meses del examen de las generales.
«España tiene que tener un presidente del Gobierno que no dependa nada más que de las urnas», aseveró este jueves en Telecinco Feijóo, que pretende alcanzar la Moncloa con una suma de escaños lo suficientemente amplia y superior a la de toda la izquierda que le permita gobernar en solitario sin meter a la extrema derecha en el Ejecutivo. Y en esa voluntad de no encamarse con ella, aunque sin descartar tajantemente que no acabe teniéndolo que hacer –también en las instituciones municipales y autonómicas–, el líder del PP colocó en su tejado la responsabilidad de poner fin al ciclo de Sánchez.
«Si quiere derogar el 'sanchismo', está en posición de facilitarlo», retó a Abascal y los suyos. «Espero que no se interrumpa el cambio, que nadie interrumpa lo que sale de las urnas y que este partido no le dé sus votos a la izquierda», aseveró Feijóo, que atribuyó al anticipo electoral del «podemizado» Sánchez que él vuelva a aplazar el aprendizaje del inglés –el presidente es políglota– para el que, dijo, ya tenía profesor.
Abascal parece dispuesto, en la guerra del argumentario y de los nervios, a sostener el pulso. «Vienen días y semanas de presiones, manipulación y trampas. No aprenden que con Vox no funciona. Nosotros, como siempre. Mano tendida para construir alternativas, sin aceptar ni proponer chantajes», escribió en Twitter. El PP debe sentarse a negociar y «cuanto antes mejor», avisó. Iván Espinosa de los Monteros constató que, de lo contrario, seguirá gobernando la izquierda, «que es lo que parece que quieren algunos», lanzó contra el PP.
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