La CUP decide esta semana si presentarse o no a las generales

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Javier Arias Lomo

La presencia de la CUP en el Congreso fue una novedad en las últimas generales. Nunca hasta entonces, los anticapitalistas habían apostado por tener representación más allá de las instituciones catalanas. De hecho, la formación asamblearia, que es una amalgama de pequeños partidos radicales de ideología nacionalista y anticapitalista, nació siendo una opción electoral únicamente municipalista. Su primera candidatura en unas autonómicas fue en 2012, coincidiendo con el estallido del 'procés'. En su estreno en las catalanas obtuvo tres escaños. Más tarde, los antisistema fueron decisivos en la política catalana y marcaron el ritmo del 'procés', imponiendo el cese de Mas, el nombramiento de Puigdemont y la celebración del referéndum del 1-O.

En noviembre de 2019, en plena resaca del 'procés' y con la sentencia del Supremo sobre el 1-O aún en caliente, decidieron dar el salto al Congreso, donde lograron dos diputados, aunque para las elecciones de abril de ese mismo año se habían decantado por no concurrir. La decisión está muy reñida. Hace cuatro años, el sí a presentarse ganó por un voto al no. Las asambleas cuperas acostumbran a estar muy igualadas (empataron cuando tenían que posicionarse sobre la investidura de Mas) y todo puede pasar.

La formación independentista, que a diferencia de ERC o EH Bildu votó en contra de la investidura de Pedro Sánchez para «no dar aire a la represión», recibió un fuerte castigo en las elecciones municipales, en las que perdió 40.000 votos respecto a las de 2019. En Barcelona, por ejemplo, no tiene ni un concejal. La caída no fue tan intensa como la de ERC, que se dejó 300.000 votos, pero sí afectó a los anticapitalistas el clima abstencionista que se ha instalado en el independentismo tras el fin del desafío secesionista. La presencia de la CUP perjudicó a ERC en 2019. En abril, obtuvo 15 escaños. Sánchez repitió elecciones ante la falta de acuerdo y en la nueva cita, ya con los anticapitalistas en liza, los de Rufián sacaron dos diputados menos, justo los que se anotó la CUP.