En la brújula de campaña del PP, la aguja apunta ahora al centro. Ahí reside el electorado que, en parte, aupó a Albert Rivera hasta los 57 escaños y que los populares aspiran a reconquistar a lomos de un discurso modulado, menos ideologizado que ... en abril, cuando se pugnaba con Vox en el extremo derecho, y más focalizado en la experiencia de gestión. Pablo Casado, favorecido por las circunstancias, se ha construido un nuevo perfil orientado al votante clásico del partido y apela en sus mítines a las clases medias que ampliaron la base electoral de José María Aznar y Mariano Rajoy.
Publicidad
Esas grandes mayorías absolutas son, hoy por hoy, impensables. Las encuestas que maneja el PP se mueven entre los 90 y los 100 escaños, aunque algunos dirigentes fantasean con superar esa cifra. Otros, sabedores de que la política es un juego de percepciones, advierten de que crear expectativas muy altas puede conducir a la decepción la noche electoral. «No estamos en 100, estamos en 66 diputados», repiten en la dirección, donde ahora aseguran que subir a 80 ya sería un éxito.
Los populares no son ajenos a los sondeos. El avance de Vox preocupa por estar taponando el crecimiento potencial del PP. Pero, a diferencia de la campaña del 28-A, en Génova han llegado a la conclusión, al menos por ahora, de que la mejor forma de despegar el 10-N es salir del marco discursivo de Santiago Abascal. El severo retroceso de abril desaconseja entrar en el terreno de la exhumación de Franco, el aborto o la eutanasia. En definitiva, no cometer los errores de hace medio año y mantener el rumbo hacia el votante de Ciudadanos, ahora indeciso por los giros de los liberales, sin dejar de tocar la puerta del electorado moderado del PSOE.
Casado pone por ello énfasis en la economía y ha hecho un intento de atemperar los mensajes sobre una hipotética intervención de Cataluña. No es que el fondo haya cambiado. A días, además, el candidato eleva el tono y ronda el 155 que no cita de manera expresa en el programa. Pero en su entorno creen que la imagen de templanza ha calado y apuestan por no desviarse demasiado.
Mejorar la marca del 28-A y aumentar la ventaja sobre Ciudadanos reforzaría el liderazgo de Casado en la oposición y también, pronostican algunas voces, su margen de maniobra para condicionar una investidura de Sánchez. Es el tema tabú. Cayetana Álvarez de Toledo ha negado una abstención del PP. Pero hay cargos que insisten en que el suyo es un partido «que sabe lo que tiene que hacer». Ahora bien, llegado el caso, avisan, «nada será gratis».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.