El PP llega al apagón de las encuestas con la respiración contenida. El lunes es el último día para conocer cómo evoluciona la intención de voto y, hasta ahora, el partido no ha conseguido despegar en los sondeos. La bolsa de indecisos, que ... casi alcanza a la mitad del electorado, es una luz de esperanza en las filas conservadoras. Pero dirigentes y cargos populares insisten en que para crecer es vital «templar» el discurso de Pablo Casado. No «espantar» al votante propio ni «empujar» a la izquierda a las urnas.
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El candidato del PP estaba este sábado en Alicante. Las encuestas reflejan la rivalidad con Vox en la Comunidad Valenciana. Y ese ha sido el escenario, ante 2.000 personas, en el Auditorio de la Diputación, en el que Casado ha focalizado su discurso en la economía, ha anunciado su intención de impulsar la «mochila austriaca», un fondo individual asociado a cada trabajador en el que empresas y empleados aportan cantidades de manera regular, y ha defendido la reforma laboral de Mariano Rajoy.
Ha tirado del argumento de la herencia recibida, la de Felipe González y la de José Luis Rodríguez Zapatero, para alertar sobre la continuidad de la izquierda en el poder: «A esos millones de españoles que encontraron empleo con el PP, yo les pregunto si quieren verdaderamente que pase otra vez, si realmente se pueden permitir ese drama generacional».
«Si lo que quieres es trasladar el eslogan de Valor Seguro, debes volver a lo que te hizo ganar elecciones: la gestión económica», advertían hace unos días fuentes del PP críticas con haber extremado los mensajes en la competencia con Vox. Estas voces rechazan que entrar en el terreno de juego del partido de Santiago Abascal haya dado frutos. E insisten en que la «experiencia» y la «trayectoria» es, en realidad, lo que distingue a los populares de sus adversarios directos.
La primera complicación con la que se topará Casado serán los debates electorales a cuatro, contextos poco propicios, reconocen en el entorno del candidato, para moderar el tono. Pero el equipo de campaña del PP se toma las dos citas, la del lunes en RTVE y la del martes en Atresmedia, como una oportunidad para intentar mostrar a un líder más afable. Hasta ahora han constatado que expresiones como «manos manchadas de sangre» no han causado, ni de lejos, el efecto deseado. Tampoco en el seno del PP.
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Desde el domingo por la tarde, Casado liberará su agenda para preparar la confrontación dialéctica. El acto previsto a mediodía en Toledo será el último antes de encontrarse mañana en el plató con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.
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