El PP tiene claro su discurso tras el 9-J y las consecuencias que esta cita electoral ha traído consigo en el seno del Gobierno de Pedro Sánchez. Los resultados del domingo se tradujeron en un triunfo de los populares por cuatro puntos y dos escaños sobre los socialistas, a los que infligieron la mayor derrota en unas europeas en 25 años. Pero aunque la distancia se quedó corta para dar la puntilla al Ejecutivo, como pretendía el partido líder de la oposición, éste calificó ayer su victoria de «clara, inapelable» e incluso «aplastante» que aboca al presidente del Gobierno, según los conservadores, a un solo camino: el de convocar elecciones generales y dar el mismo paso al lado que otros líderes socialistas protagonizaron en el pasado al naufragar en los comicios comunitarios.
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Una idea que cobra incluso más fuerza para Génova con las dos principales noticias que coparon ayer la política nacional: la dimisión al frente de Sumar de Yolanda Díaz, a quien los de Alberto Núñez Feijóo recriminan abandonar solo sus cargos orgánicos en la coalición que fundó hace un año y no hacer lo propio con los institucionales en La Moncloa; y la elección de Jordi Rull como president del Parlament de Cataluña, un gesto que interpretan como un nuevo síntoma de debilidad de Sánchez frente a sus socios secesionistas.
«Ahora será el independentismo el que marque los tiempos de la investidura, poniendo las posibilidades de Salvador Illa cada vez más en entredicho y acercando las de Puigdemont», incidían ayer fuentes de los populares, quienes consideran que todos estos estos acontecimientos evidencian que el final del poder del secretario general del PSOE «se está cocinando a fuego lento». «Quien tiene que hacer hoy una reflexión en Moncloa es el señor Sánchez. Cuando el PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza, perdió por tres puntos, su secretario general dimitió, asumió la responsabilidad», se retrotrajo ayer Borja Sémper, portavoz nacional del partido, en una rueda de prensa desde Génova.
Según el dirigente popular, Sánchez perdió el domingo el «plebiscito» que él mismo planteó al introducir a su mujer en campaña electoral. «Los españoles han dicho no a sus políticas de radicalidad basadas en la polarización, las mentiras y la división». En este escenario, desde el PP incidían ayer en la tesis de que el presidente «no tiene mayoría para seguir adelante» y que si «con un 3,5% de distancia con el PP en las municipales y autonómicas del pasado año se vio obligado a convocar elecciones, parece esperable que hoy haga lo mismo».
Y respecto a decisiones próximas del partido en el caso de que Sánchez -como es previsible- no atienda a esa demanda, Sémper no quiso pronunciarse acerca de si una moción de censura está encima de la mesa. El también diputado vasco se limitó a decir que «los españoles ya han censurado» con sus votos a Sánchez este 9-J. «Hoy que el PSOE pierde por cuatro puntos y se deja dos millones de votos, la realidad es que los españoles ya han censurado a Sánchez», se escabulló.
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Y no mucho más concreto se mostró el dirigente popular al referirse al Se Acabó La Fiesta del agitador Alvise Pérez y el trato que el principal partido de la oposición va a otorgarle a partir de ahora. Esta es una de grandes incógnitas que sobrevuela el espacio de la derecha tras el 9-J: qué pasará con este partido tan alejado de la convencionalidad. Sémper respondió responsabilizando de su irrupción al propio Sánchez -quien aludió varias veces a Alvise en la recta final de campaña- y, sobre todo, a Santiago Abascal -Vox ya ha dicho que tenderá la mano a SALF-.
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