Entusiasmo en Vox ante una cita «crucial» y en medio de la polémica pinza contra el PP en Sevilla

Casi un año después del fracaso que supusieron las generales del pasado 23-J, Vox logró llevar a cabo ayer un cierre de campaña en Fuenlabrada (Madrid) por todo lo alto con el fin de volver a alzar el vuelo electoral este domingo. Fuentes de la dirección del partido que dirige Santiago Abascal trasladan su convencimiento de que el resultado del 9-J será «muy bueno» para la marca de la derecha radical y que mandará un mensaje de cara a unas eventuales elecciones generales: el bipartidismo PSOE-PP se ha acabado.

Los de Abascal presumen en las horas previas de la «crucial» cita de este 9-J de ser los «únicos» que han tratado durante la campaña los problemas que creen que acechan al conjunto de la Unión Europea, mientras que el PP y PSOE -sostienen en el partido- se han empeñado solo en hablar de la coyuntura nacional. Un marco discursivo que, interpretan los de Abascal, benefician sobremanera en clave electoral a los voxistas de cara a estas elecciones.

Vox aprovechó la ocasión ayer, además, para criticar que «durante toda esta campaña el PP se haya enredado en hablar de Sánchez y de la amnistía cuando venimos de unas elecciones al Parlamento catalán donde no han dicho ni pío» sobre la polémica ley. Y, en paralelo a sus mensajes de final de campaña, el partido se unió a Podemos-Izquierda Unida y PSOE para frenar la cuestión de confianza del alcalde del PP de Sevilla, José Luis Sanz, al que la oposición ha bloqueado el Presupuesto.

Un movimiento que ensancha aún más la grieta que existe entre populares y voxistas a nivel nacional y que llega poco antes de que apareciesen informaciones acerca de la posibilidad de que los de Abascal entrasen en el Gobierno municipal. Algo que finalmente no se produjo por decisión -sostienen en la dirección nacional de Vox- directa de Génova.