mikel ayestarán
Jerusalén
Lunes, 9 de noviembre 2020, 22:18
Oriente Medio mira con cautela el relevo en la Casa Blanca y eso explica la tardanza en las felicitaciones oficiales desde Israel, Turquía o Arabia Saudí, cuyos líderes se han entendido de forma estrecha con Donald Trump. Quedan dos meses para que Joe Biden ... jure el cargo de presidente de EE UU, pero la región que se va a encontrar dista mucho de la que dejó cuando era 'número dos' de Barack Obama.
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Desde Ramala confían en que el cambio en la Casa Blanca ayude a retomar la relación que se rompió con Trump, cuyas decisiones a favor de Israel inhabilitaron a Washington como mediador válido en el conflicto. Nada indica que Biden vaya a trasladar de nuevo la Embajada a Tel Aviv, pero en diferentes intervenciones ha revelado que volverá a aportar fondos a la organización de la ONU que se encarga de los refugiados palestinos (UNRWA) y reabrirá la misión palestina en Estados Unidos.
«Estamos comprometidos con la solución de los dos Estados y nos oponemos a los pasos unilaterales que vayan en contra de ella. También nos oponemos a la anexión y a la expansión de los asentamientos», declaró Kamala Harris en un acto de campaña. La esperanza palestina contrasta con las dudas de Israel. El Estado judío no olvida el legado de Barack Obama con la resolución 2334 del Consejo de Seguridad, que afirma que las colonias «no tienen validez legal» y representan una «flagrante violación» del derecho internacional.
Erdogan y Trump desarrollaron una relación tan compleja como efectiva y en los momentos clave, pese a las diferencias, EE UU respaldó a Turquía. Erdogan compró el sistema S-400 ruso, ocupó el cantón kurdo de Afrín en Siria, desplegó mercenarios en Libia, tensó la situación con Grecia en el Mediterráneo. todo ello sin que Washington moviera ficha en su contra. Biden podría endurecer la posición respeto a las intervenciones militares turcas en el exterior y también su cooperación con Moscú.
Trump definió a Erdogan como «un jugador de ajedrez de clase mundial en la política exterior». Biden, por su parte, declaró a 'The New York Times' en 2019 que «deberíamos tener un enfoque muy diferente con Erdogan, y dejar claro que apoyamos a los líderes de la oposición». Fue precisamente Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido opositor, el primer líder turco en felicitarle por su victoria.
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Mohamed Bin Salman (MBS), príncipe heredero, hombre fuerte del país y amigo de Trump, tardó más de 24 horas en enviar un mensaje a Biden, el cual anunció en campaña su intención de «reevaluar» los lazos con Riad, puso sobre la mesa la necesidad de aclarar asesinatos como el del periodista Jamal Khasoggi y además criticó el apoyo a la guerra que mantienen los saudíes en Yemen. Trump levantó un muro de seguridad alrededor de MBS y esto le ayudó a superar la crisis por el asesinato y descuartizamiento de Khasoggi en su consulado de Estambul, la detención de defensoras de los derechos de las mujeres o los excesos en Yemen.
Mohammed Bin Zayed sí felicitó rápidamente a Biden. El dirigente emiratí, siempre pragmático, tiene lazos con el líder demócrata desde la etapa de Obama y espera que su Administración cumpla con la entrega de los cazas F35, comprados durante la etapa de Trump como parte del pacto de restablecimiento de relaciones con Israel.
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Biden hereda los Acuerdos Abraham, el plan de normalización de lazos entre el Estado judío y diferentes países como Emiratos o Baréin, una estrategia impulsada por Trump que supone un giro radical a la posición defendida por los países árabes en las últimas décadas.
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