ivia ugalde
Miércoles, 4 de noviembre 2020, 17:09
El retrato social de quién ha brindado su apoyo a Donald Trump y a Joe Biden en las elecciones estadounidenses de este martes ha arrojado un curioso cambio de tendencia respecto a los comicios de 2016. El desgaste por la gestión del presidente y sus ... promesas incumplidas, como la de devolver el lustre a las industrias del llamado Cinturón del Óxido, han hecho desaparecer cuatro años después la enorme brecha que le separaba de los demócratas en el que fue su mayor nicho de votos y uno de los principales responsables de llevarle a la Casa Blanca: las zonas rurales y los suburbios.
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La ventaja entre los votantes no universitarios y en el respaldo masculino del que hasta ahora presumía Trump son también ya cosa del pasado, a juzgar por la encuesta a pie de urna realizada por Edison Research. Eso sí, el mandatario ha vuelto a sacar músculo entre sus más incondicionales: los blancos, las rentas superiores a 100.000 y 200.000 dólares, la población mayor de 65 años y los latinos del decisivo Estado de Florida, donde ha visto ampliada su cosecha de apoyos tras surtir efecto los temores que infundió entre cubanoamericanos y venezolanos al tildar de «comunista» y «socialista» a su rival, Joe Biden.
El exvicepresidente de Barack Obama, por su parte, se ha convertido en la opción más respaldada por los votantes con estudios universitarios, por las personas de raza negra y por el grueso de la población latina al imponerse en Estados como Arizona, a pesar de su fracaso electoral en Florida. Asimismo, es el candidato que más apoyo ha recabado de la mayoritaria clase media, aquellos con rentas inferiores a 100.000 dólares. También gusta más a los jóvenes, sobre todo a los que tienen entre 18 y 29 años.
Las mujeres sin título universitario que ayudaron en 2016 a inclinar la balanza en favor de Trump respecto a Hillary Clinton han sido reemplazadas por la fuerte corriente de voto femenino que en los últimos meses ha animado a votar por Biden, que ha sido la opción preferida con una diferencia de 13 puntos porcentuales. Sin embargo, lo verdaderamente llamativo es cómo el inquilino de la Casa Blanca ha perdido la ventaja de once puntos que obstentaba en la pasada cita con las urnas entre los hombres. Ahora, por el contrario, figura igualado con el Partido Demócrata. Por edades, se ha confirmado lo que ya hacían ver las encuestas y es la preferencia de los mayores de 65 años por Trump, si bien la diferencia ahora es mínima, de un 51% frente al 48% de sufragios que habría obtenido el exvicepresidente de Obama.
Igual de curioso es el hecho de que Biden arrasa entre los jóvenes, sobre todo entre aquellos que tienen entre 18 y 29 años. En esta franja de edad logra un 62% de votos respecto al 35% que recaba el presidente. El aspirante demócrata también se impone entre los electores de 30 a 44 años, con un diferencia de siete puntos.
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Trump ha sido la opción preferida por los ciudadanos blancos, con un margen de 15 puntos sobre Biden. Asimismo, ha obtenido en estas elecciones uno de cada tres sufragios entre los electores de origen latino, que representan el 13% del total del censo y constituyen el segundo grupo más importante tras los blancos anglosajones. En ese sentido, ha sido especialmente llamativo el gran apoyo que recibió entre los hispanos de Florida, sobre todo en el condado de Miami-Dade, donde mejoró con creces sus resultados del 2016 gracias a la intensa campaña que llevó a cabo en el Estado del Sol y las continuas acusaciones que lanzó sobre su oponente demócrata al que acusó de «socialista» y «comunista». El mensaje parece haber calado hondo entre la mayoría de cubanos nacioanalizados, pero también de venezonalos y nicaragüenses que reniegan de los regímenes izquierdistas de sus países de origen.
Sin embargo, el respaldo hispano lo ha acaparado en su mayoría Biden, con un abultado margen del 66% frente al 32% de Trump. El exvicepresidente ha vencido en Arizona, que engrosa el amplio listado de Estados del sur que se decantan por el Partido Demócrata, entre los que figuran California, Colorado y Nuevo México. En esas regiones, a diferencia de Florida, la proximidad a México y otros Estados centroamericanos marca la diferencia de voto ya que las preocupaciones son otras y el Gobierno no puede justificar igual de bien su posición de firmeza frente a los regímenes de izquierdas de Latinoamérica, como en Florida.
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Biden, asimismo, despunta con una importante ventaja entre la población afroamericana, al recabar un apoyo del 87% mientras que Trump apenas convence al 12%, algo previsible por su rechazo al movimiento de protesta Black Lives Matter y la falta de una condena rotunda tras los crímenes raciales cometidos por las fuerzas de seguridad en los últimos meses. Además, es la opción preferida entre los asiáticos y el resto de minorías.
Hace cuatro años, Trump tenía una ventaja de siete puntos entre los electores que carecen de titulación universitario. Esta vez, en cambio, la ventaja se ha esfumado y permanece igualado, con un 49%, con el Partido Demócrata, que se impone entre los votantes que tienen estudios superiores. Biden, por su parte, se consagra como el candidato más avalado por los votantes con estudios universitarios, con un ventaja de treces puntos porcentuales.
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Por rentas, Trump es la opción que más simpatías despierta entre las personas con rentas superiores a 100.000 dólares, con once puntos de diferencia. Por el contrario, la numerosa clase media se decanta por Biden. El candidato demócrata se impone con un 57% frente a un 41% entre los votantes con ingresos inferiores a 50.000 dólares. De igual manera, recaba un 56% frente a un 43% entre los ciudadanos que perciben anualmente entre 50.000 y 99.999 euros.
Según el lugar de residencia, se ha recortado sustancialmente la ventaja que obstentaba el presidente en las zonas de extrarradio y sobre todo las rurales, donde en 2016 la ventaja de los republicanos era de casi 30 puntos y actualmente es de menos de 10 respecto a los demócratas. Ello se debe en gran medida a que han caído en saco roto la promesas que hizo el mandatario de rescatar las industrias en el denominado Cinturón del Óxido, que integran Estados clave como Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Biden, por su parte, se impone en la gran ciudad, con Nueva York como ejemplo paradigmático.
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