Los escuderos de los candidatos

El equipo de campaña es el primer deber de un candidato estadounidense a la presidencia. De su configuración dependen no solo la modulación de los mensajes, una hoja de ruta eficaz, la capacidad de coordinar a miles de colaboradores o la garantía de que cada mitin y rueda de prensa estén cuidados al mínimo detalle. El equipo es además la batería y el bajo de la campaña. Imprime el ritmo, la fuerza, la pegada. Y también otea el horizonte para evitar que su jefe pise un charco de lodo.

Kamala Harris conserva una mínima parte del núcleo que tenía Joe Biden, hombres blancos bastante adultos en su mayoría, y ha apostado por rodearse de gente más joven, racialmente diversa y de su confianza, entre ellas familiares y antiguos colegas de Fiscalía. A Trump, por su parte, le escudan veteranos que llevan con él varias campañas y profesionales de peso en la estrategia política. el análisis o la legislación. Aunque, en su caso, lo normal es salirse del guión.

Aunque el presente reportaje destaca a los principales cabezas de cada campaña, el equipo de trabajo de demócratas y republicanos abarca más, muchos más estrategas, empleados y voluntarios movilizados en cada uno de los cincuenta Estados del país. Dicen que la campaña es una noche eterna. Muchos apenas disfrutan de un día al sol o ven a sus familias hasta el día de los comicios. El partido y el candidato son los primeros. Duro, pero les queda el reconocimiento de que cuando el 5 de noviembre Kamala Harris o Donald Trump resulten vencedores, una parte de ese triunfo habrá sido suya.