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Estados Unidos se creó con el propósito de dejar atrás el principio hereditario y no ser nunca una monarquía absoluta. Es cierto que a George Washington sus partidarios le llegaron a proponer convertirse en presidente vitalicio o incluso fundar una dinastía. El sabio general y ... padre fundador rechazó los cantos de sirena y se retiró a pasar el resto de su vejez en su granja de Mount Vernon.
Sin embargo, en la serie de presidentes posteriores -o aspirantes al puesto- ha habido miembros de algunas familias que han llegado a ser prominentes. Apellidos como Adams, Roosevelt, Kennedy, Bush y Clinton conforman un listado de royals que no siempre ha sido bien visto por los votantes. De hecho, a Hillary le perjudicó en 2016 haber sido primera dama y mostrar una cierta mentalidad de antiguo régimen, al dar a entender durante la campaña que «le tocaba» presidir el país.
En las primarias demócratas se especuló con que Michelle Obama podía dar un paso al frente, tal vez como candidata a vicepresidenta. Pero lo que más llama la atención en estas elecciones de 2020 es la aspiración de Donald Trump no solo a ser re-elegido sino a fundar una dinastía. Su hija Ivanka es la heredera aparente, una ambiciosa protagonista de la vida social de Washington, casada con un hombre de negocios sin fronteras, Jared Kushner. Ambos trabajan como asesores principales en la Casa Blanca y se han convertido en el círculo de confianza del presidente, mientras llovían a su alrededor las dimisiones y los despidos, una rotación nunca vista.
Los otros dos hijos mayores de Trump, Donald jr. y Eric, mezclan su participación en política con el desarrollo de los intereses empresariales de la familia. Han aprovechado al máximo la visibilidad global de su padre para desarrollar proyectos muy lucrativos en países como Filipinas, India o Turquia. Esto no les impide criticar a Joe Biden y a su hijo Hunter por su posible involucración en negocios poco recomendables en Ucrania y en China. Donald Trump ha basado toda su carrera en transformar su apellido en una marca exitosa. Gane o pierda el 3 de noviembre, se plantea crear una dinastía que perpetúe su nombre y su leyenda por muchas generaciones.
José M. de Areilza es doctor en Derecho por la Universidad de Harvard, Secretario General de Aspen Institute España, miembro del Colegio de Abogados de Nueva York y profesor de ESADE.
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