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Despacito

Despacito

José M. De Areilza

Martes, 20 de octubre 2020, 00:21

Durante muchos años el electorado hispano en Estados Unidos (llamado latino en la Costa Oeste) era considerado un gigante dormido. Se trataba de un grupo que representaba a más del 16% de la población, pero con tendencia a abstenerse en los comicios presidenciales, poco organizado ... aunque con conciencia de su identidad cultural. Se concentraba de forma especial en diez estados, algunos de los cuales eran decisivos en las elecciones, como Nueva York, Florida, Illinois, Colorado o California.

Hoy el gigante ha despertado y se ha convertido es intensamente cortejado por los candidatos, pues engloba nada menos a que 32 millones de votantes. Se ha revelado mucho más diverso de lo que se decía, con una mitad demócrata y otra formada por republicanos e independientes. La fragmentación no es solo ideológica: la agenda de los inmigrantes cubanos, venezolanos o colombianos en Florida, por ejemplo, están marcadas por la acción exterior de EE UU hacia sus países de origen. A cambio, el voto de los hispanos de origen mexicano tiene más que ver con la política de inmigración del gobierno federal y el de los portorriqueños con la superación de las discriminaciones históricas hacia su isla.

En conjunto, el grupo valora mucho las oportunidades económicas y el éxito empresarial, es decir, la posibilidad de progresar trabajando duro y vivir el sueño americano, algo cada vez más complicado por la disminución de la igualdad de oportunidades. Tal vez por ello Donald Trump, con su imagen de millonario triunfador (aunque tras conocer lo que paga de impuestos sepamos que la realidad es muy distinta) siga recibiendo un buen número de apoyos de los hispanos. En 2016 Hillary Clinton consiguió el voto del 66% de este grupo. Obama había obtenido más sufragios en 2012 e incluso atrajo a la mitad de los cubano-americanos. Las peores encuestas antes de verano daban a Joe Biden solo el 45%, un dato preocupante que ha podido corregir hasta remontar al 65%. Por si acaso, el candidato demócrata sigue volcándose con este electorado, en especial en la empatada Florida. Basta echar un vistazo a sus mítines con las comunidades de portorriqueños al son de la canción de Luis Fonsi, Despacito.

José M. de Areilza es doctor en Derecho por la Universidad de Harvard, Secretario General de Aspen Institute España, miembro del Colegio de Abogados de Nueva York y profesor de ESADE.

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