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miguel pérez
Jueves, 8 de octubre 2020, 09:39
Nada que ver. Los medios estadounidenses coinciden en que el debate electoral entre Mike Pence y Kamala Harris ha sido absolutamente diferente al que hace una semana protagonizaron sus jefes de candidatura Donald Trump y Joe Biden. Si aquello fue una montaña rusa, esto ha ... sido no el túnel del amor, pero sí quizá el tren de la bruja: unos cuantos escobazos, pero sin hacer llorar ni enfadar a los niños. Coinciden también en que su resultado es más intrascendente. Ningún elemento hace pensar que la confrontación de ideas entre los aspirantes a vicepresidente vaya a suponer un cambio en el electorado. Más bien, como señalan los analistas de 'The New York Times', todo parece haber sido un cara a cara doméstico, dirigido a los ya convencidos de cada partido.
A diferencia del debate presidencial, llama la atención que los medios no han tratado el resultado del encuentro Pence-Harris en términos de vencedores ni vencidos. Posiblemente, porque tampoco los ha habido. Como señala 'The Washington Post', ha discurrido como un acto más formal, cortés, donde lo que se trataba era de analizar contenidos y personalidades, no gestos ni exabruptos. El rotativo destaca que la senadora demócrata ha ofrecido una sensación de mayor «urgencia y energia» respecto a los problemas de Estados Unidos mientras su oponente republicano ha tirado del «libro de jugadas de Trump». Su conclusión es que «no es más honesto que su jefe». Pero eso sí, ha demostrado un temple superior al presidente en su pasada confrontación con Joe Biden, mayores argumentos, capacidad de palabra y, como subraya 'The Guardian', menos hostilidad. Trump interrumpió a Biden en 71 ocasiones; aquí, su 'segundo' fue menos machacón.
Uno de los atractivos del debate consistía en conocer sí Kamala Harris daba el perfil no solo de vicepresidente, sino incluso presidencial, ya que, como explica 'The New York Times' y recoge la CNN, la aspirante ha mantenido hasta ahora un papel discreto en la campaña. Ni ha buscado protagonismo ni los focos se han situado sobre ella en exceso. El resultado parece satisfactorio. Aunque el republicano Pence, recuerdan algunos medios, ha demostrado su dominio escénico –salvo por la interrupción de una mosca–, fruto de su pasado radiofónico y televisivo, Kamala Harris ha cumplido con las expectativas de líder nacional que se le supone al cargo en la Casa Blanca.
Y poco más: los periódicos estadounidenses coinciden en que ha habido cierta ausencia de electricidad, los dos candidatos han esquivado preguntas y se han atrincherado en sus puntos fuertes y blindado ante los débiles. Así, Pence ha esquivado en lo posible la trágica y espinosa crisis del coronavirus –sobre todo, después del positivo de Trump– y Harris ha echado mano de la herencia del Obamacare. Dos discursos para casa, no para causar una revolución.
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