alberto surio
Lunes, 15 de febrero 2021, 01:03
El 'efecto Illa' funcionó ayer con claridad y llevó la victoria al PSC tras años de derrotas electorales. El partido de Miquel Iceta ganaba las elecciones catalanas en número de votos y empataba en 33 escaños con ERC al lograr un espectacular aumento en ... el nuevo Parlament, duplicando casi parlamentarios respecto a 2017, en buena medida gracias al arrastre del candidato y al descalabro de Ciudadanos. Su flanco débil es que no lograba el objetivo de arrebatar la mayoría absoluta al independentismo, que puede estar tentado de mantener la espiral de tensión y confrontación con el Estado. Sin embargo, Illa fue elocuente. «El cambio ha llegado para quedarse y hemos dado el primer paso», proclamó anoche al anunciar que presentará su candidatura a la investidura como president en el Parlament, consciente de que, en principio, no tiene suficientes aliados para este propósito.
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Con una participación que no ha llegado al 54%, el PSC vuelve a ser hegemónico en los grandes municipios, en especial del área metropolitana de Barcelona. El procés independentista había diezmado su espacio. Salvador Illa ha recuperado el relato con un reclamo transversal: el voto útil para cambiar de ciclo. «El cambio es imparable», recalcó.
Los datos son elocuentes. El PSC pasa de tener 17 escaños (con 606.659 votos) a lograr 33 parlamentarios y casi 630.000 sufragios a pesar del aumento de la abstención. Una buena parte procedente de Ciudadanos, que en 2017 obtuvo más de un millón de votos y 36 diputados. La fotografía final está lejos de aquellos 52 escaños de Pasqual Maragall en 1999, pero el mapa ha cambiado por completo. Después, el procés limitó el espacio del partido, que tocó fondo en 2015 con 17 escaños, con una cuarta posición detrás de Ciutadans, Junts y ERC.
El 'efecto Illa' se ha basado en un mensaje directo: pasar página sin revanchas para terminar con la decadencia. «Cataluña quiere a España y España quiere a Cataluña», resume un ideólogo de su discurso. La llegada de Illa del Ministerio de Sanidad a la carrera electoral le colocó pronto entre los favoritos. El PSC veía factible ser el primero en número de votos, como le ocurrió a Maragall frente a Mas en 2003. Pero sus expectativas quedaron estancadas en la segunda semana de la campaña. El candidato socialista lograba polarizar y eso le daba protagonismo, pero a la vez era el centro de las críticas de todos y ese desgaste lo acusaba entre los indecisos.
Salvador Illa - Candidato socialista. «Esta victoria sirve para escribir una nueva página en Cataluña, la del reencuentro, para volver a mirarnos y a encontrarnos»
El PSOE considera un gran éxito político la operación Illa, aunque espera que dé frutos a medio plazo porque el candidato socialista no tiene aliados para gobernar. Pero cree que puede propiciar el fin de los bloques. El director de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, recuperado ya del coronavirus y en Barcelona desde el miércoles, se mostraba ayer muy satisfecho después del agradecimiento expreso de Illa a su colaboración. «La victoria de Salvador Illa revalida la apuesta por el diálogo del presidente Sánchez», aseguró, eufórico, Miquel Iceta. «La noche que siempre he soñado», confesaba.
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