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Ander Azpiroz
Miércoles, 1 de mayo 2024, 20:43
Carles Puigdemont retomó ayer la campaña electoral para las elecciones del 12 de mayo dos días después del fallecimiento de su madre, a cuyo lecho de muerte no pudo acudir ante la certeza de que sería detenido nada más pisar España. Sobre el expresidente catalán ... siguen pesando un cargo de malversación de caudales públicos por la organización del referéndum del 1-O y otro de terrorismo como supuesto cabecilla de Tsunami Democràtic. Hasta que se apruebe la ley de amnistía, aún pendiente del trámite en el Senado y la ratificación por el Congreso, Puigdemont seguirá siendo un prófugo de la justicia.
En su reaparición en un mitin en la localidad del sur de Francia de Argelès-sur-mer y en una campana mediatizada por el amago de dimisión de Pedro Sánchez, el líder de Junts disparó su artillería contra los socialistas. Comenzó asegurando que en estos comicios solo caben dos posibilidades: elegir entre Salvador Illa y dejar Cataluña en manos de los intereses de Madrid o votarle a él para tratar de tú a tú al Estado y reanudar el camino a la secesión.
Pero con quien el candidato se mostróespecialmente duro fue con Sánchez, del que se burló, entre aplausos de sus seguidores, por los cinco días de reflexión que se tomó para decidir a la postre que se mantiene al frente del Ejecutivo y que piensa agotar la legislatura. «España está carcomida por dentro; es sistémico y estructural. Y toda esta carcoma la ve ahora Pedro Sánchez cuando le ha presentado una querella de pacotilla Manos Limpias a su mujer», ironizó el exlíder de la Generalitat, antes de resumir que la única regeneración verdadera llegará con la independencia.
Puigdemont atacó al presidente del Gobierno por hablar de regeneración democrática pero no haber presentado una sola propuesta. Y también cuestionó «que el mismo PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra pueda hablar ahora de reformas profundas». El candidato de Junts evocó los GAL y «la corrupción que arruinó las esperanzas democráticas en los años 80». Obvió de forma intencionada en este punto la animadversión pública que tanto González como Guerra muestran hacia Sánchez.
Expresident sí trasladó una propuesta a Sánchez para limpiar la democracia: la destitución de dos de sus principales ministros, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles. En el caso del titular del Interior, aseguró que «la Policía que dirige no tiene nada de modélica y crea listas de independentistas que luego reparte por países europeos como si se tratara de terroristas». Sobre Robles, sostuvo que como responsable del CNI tuvo que estar al tanto del espionaje a líderes soberanistas con Pegasus.
«Si Sánchez quiere regeneración que empiece por su casa», concluyó. En su discurso, Puigdemont no se olvidó tampoco de Salvador Illa, de quien dijo que, de conocerse cómo se gestionó la pandemia mientras ejercía como ministro de Sanidad y si hubiera sido independentista, «la Guardia Civil se habría presentado en su casa».
Un día más, el ex presidente catalán ninguneó en su discurso a Esquerra, a la que da por sentando que superará en las urnas para volver a situar a Junts como primera fuerza independentista y, por tanto, a él como presidente de la Generalitat si el secesionismo logra los 68 escaños que fijan la mayoría absoluta en el Parlament o evita una mayoría alternativa.
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