La participación se desploma casi 26 puntos por el miedo a la pandemia

El dispositivo electoral establecido por la Generalitat fijaba tres franjas horarias para poder depositar el voto. A primera hora han acudido las personas más vulnerables, a partir de las 12 y hasta las 19 horas las personas que no son de riesgo y desde ese momento y hasta el cierre de los colegios, a las ocho de la tarde, lo han hecho los votantes que estén contagiados o que tengan sospechas de tener el virus. Ha sido entonces cuando se han visto las imágenes más impactantes de la jornada. A los miembros de las mesas se les ha dotado de equipos de protección individual (EPI) para evitar posibles contagios.

La participación electoral era una de las grandes incógnitas de la jornada. La sensación de temor impuesta por la pandemia y las restricciones fijadas para intentar frenar la expansión del virus han provocado un escenario de gran volatilidad. La demostración de que la ciudadanía catalana acude a las urnas con una importante sensación de miedo, o al menos de cautela, se demuestra en un solo dato. El voto por correo es el triple del que se registró en diciembre de 2017.

Entonces la movilización fue masiva. Solo dos meses después del 1-O y todavía con el artículo 155 en vigor, los catalanes acudieron de forma masiva a las urnas. La participación en aquella ocasión alcanzó cifras récord. Rozó un 80%. En esta ocasión ni de lejos se espera alcanzar ese nivel. Como ejemplo, lo sucedido el año pasado en las elecciones autonómicas vascas. El número de personas que acudieron a las urnas el 12 de julio se desplomó hasta el 52,8%, la peor cifra en 40 años de democracia.

Los datos de 2017, en todo caso, fueron excepcionales. La participación en las autonómicas catalanas de 2015 fue del 74%, en 2012 del 67% y en 2010 del 59%. Es decir, a medida que el 'procés' ha ido calando en la agenda catalana el nivel de ciudadanos que ha ido a las urnas ha ido en aumento de forma significativa.

¿A quién beneficia un probable aumento de la abstención? Como siempre en estos casos, hay diferentes teorías. Los expertos dan por hecho que si supera el 45% puede haber sorpresas de todo tipo, con varios escaños que pueden decantarse hacia un lado o hacia otro por un número muy pequeño de votos.

La clave, en realidad, será la capacidad de cada uno de los partidos para movilizar a los suyos. Tanto las formaciones soberanistas como el resto han hecho un llamamiento a la participación durante las últimas jornadas de campaña y hoy mismo para que nadie se quede en casa. Cada uno para intentar reforzar sus posiciones. «Hay que perder el miedo y votar con todas las precauciones», ha afirmado la candidata de la CUP, Dolors Sabater, por ejemplo. En esa misma línea se han expresado el resto de cabezas de lista.

El temor a una alta abstención quizá quede mitigado al final de la jornada si se tiene en cuenta lo que ha sucedido con la conformación de las mesas electorales. Aunque hace justo una semana desde el propio Govern se dejaba caer que no descartaban serios problemas para constituir los colegios electorales ante el aluvión de recursos, al final se han abierto sin mayores contratiempos.