Son las seis y media de la tarde y el frío cala los huesos de los pocos habitantes de Muriel de la Fuente que se acercan a escuchar las propuestas de Soria ¡YA! en su periplo por la Tierra de Pinares, comarca situada al noroeste ... de la provincia. En su ruta visitarán varios pueblos como este en el que según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay censados 85 habitantes. En realidad, según los propios vecinos, regularmente hay muchos menos.
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El candidato de la agrupación, Ángel Ceña, que viaja con otros miembros de las listas tanto titulares como suplentes con una pequeña caravana, tres coches y «mucha ilusión» ha tenido suerte. Será un acto multitudinario -para lo que acostumbra en estos días-. «Se han acercado cinco o seis» cuenta. La temprana caída del sol anticipa la noche invernal, especialmente gélida en estas fechas en el monte soriano.
Para combatirla, la comitiva reparte cafés y conversación a la vez que escucha el hastío de los murielenses en el frontón municipal, lugar habilitado para la pegada de carteles electorales en el que solo figura el suyo. No esperan que haya más Sin cobertura, sin médico «más que a demanda» y sin internet. Sin los servicios básicos habituales en la mayoría de poblaciones españolas.
En teoría es un mitin electoral, pero en ningún momento lo parece. «No somos un partido, somos gente que se preocupa por los problemas que se tienen aquí y que intenta hacer algo al respecto», afirma Ceña. Acuciados por las bajas temperaturas y la llegada de la oscuridad, los vecinos se marchan algo más convencidos sobre lo que votarán el próximo 13 de febrero.
«Nos hemos embarcado en esta aventura porque pensamos que el problema de la despoblación tiene posibilidades de ser revertido. Hacer una campaña solo en la capital no tenía ningún sentido, teníamos que venir donde realmente está el problema», explica el cabeza de lista sobre el motivo de la particular travesía delibesiana que les lleva al corazón de la España Vaciada, a la zona cero de la provincia más despoblada del país. «Hay que ir donde no van los demás», resume sobre la fórmula del éxito que pronostican las encuestas al mismo tiempo que resuena de fondo el «No, no nos podrán parar» de los Celtas Cortos por las calles vacías. Y la verdad es que no mienten.
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La mayoría de los sondeos les dan como vencedores en Soria y una entrada en el parlamento autonómico de entre uno y cuatro procuradores sobre los cinco disputados en la circunscripción. El CIS les da 2-3 y el doble de intención de voto que al PSOE, partido al frente en la provincia. Con un panorama que se prevé ajustado al máximo, este inesperado auge puede dejar el destino de la comunidad en sus manos, situación que pretenden aprovechar.
«Tengo miedo a defraudar a la gente porque tienen muchas expectativas en nosotros. Tendremos que pactar con el que esté en disposición de gobernar si queremos traer soluciones como internet o que el médico funcione mejor», afirma sobre las promesas que transmite a sus posibles votantes. «Es un compromiso con la gente y, si salimos elegidos, volveremos para explicarles lo que hacemos, los pactos o lo que sea. Es un ejercicio de responsabilidad democrática, explicar lo que estás haciendo, dar cuentas», concluye mientras se prepara para ir a la siguiente parada de la ruta.
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En esta ocasión, Ángel y varios asociados se adelantarán hasta Muriel El Viejo (82 habitantes), último municipio a visitar el pasado martes. Otros tres acudirán a Cubilla, una población a pocos kilómetros de distancia por la provincial 5026, carretera boscosa rodeada de pinos que producen el oro marrón de la comarca, la madera sabina.
Al llegar con su cantinela, observan un pueblo donde se ven más farolas que personas. Ni un alma se ve por las calles de la localidad. Oficialmente lo habitan 61 vecinos. Realmente hace años que no hay tantos. «Una quincena» de cubillanos es toda la resistencia que ofrece el pueblo para no desaparecer, confirma José Antonio Gómez, natural del municipio.
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Los escombros que algún día fueron Cubillos, municipio colindante despoblado por completo en los años 70, les recuerdan su posible futuro. Ahora Cubilla sigue su camino. Ni médico, ni escuela. Ni siquiera bar. Los cubillanos «ven morir» impotentes el lugar que los vio nacer «sin solución» por parte de las administraciones en una demotanasia que puede acabar con 126 municipios en riesgo grave de desaparición.
Tras resguardarse en el Ayuntamiento «lo único que les queda», la maestra Laura Gil, titular en las listas de la agrupación, comienza su discurso ante los tres curiosos que se acercan a «ver lo que pregonan». «Hemos perdido casi el 50% de población desde los años 50 y hay más sorianos fuera que aquí», comenta en un mitin que torna en conversación. Los vecinos exponen sus necesidades para «ver si de una vez les hacen caso». Pueden ser tres votos más en la lucha contra la despoblación. En juego, acabar o no como Cubilllos.
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