«O elegimos el modelo de Pedro Sánchez o el de Alfonso Fernández Mañueco»

En aquel momento, y a pesar de perder las elecciones, el PP mantuvo el gobierno en Castilla y León gracias a un pacto con Ciudadanos que hace un mes saltó por los aires por culpa, según Ibáñez, de la formación naranja. Hoy, en todo caso, el escenario es bien distinto.

¿Por qué se convocan elecciones?

El presidente manifestó en todo momento que iba a mantener el mandato hasta el final de la legislatura siempre que no se rompiera la estabilidad del Gobierno. Y lo cierto es que después de la moción de censura del PSOE, no han parado las intrigas. El Parlamento ha sido un escenario de permanente desestabilización y la gota que colmó el vaso fueron las negociaciones de espaldas al presidente para aprobar los presupuestos con las enmiendas de una única formación política a toda costa. Eso, evidentemente, suponía romper el equilibrio de la comunidad. Ante ese chantaje, el presidente entendió que hubo una traición y decidió que, en vez de permitir que se formara un gobierno en los despachos, se le debía dar la voz a los ciudadanos.

Entonces, ¿no había otra alternativa que adelantar las elecciones?

Estábamos en una situación en la que alguna formación política, en una huida hacia adelante, entendía que la aprobación del presupuesto era fundamental para su supervivencia e inició negociaciones a espaldas del presidente. Además, en los últimos tiempos hubo que poner pie en pared ante determinadas decisiones, sobre todo en el ámbito sanitario, que no compartíamos, como el posible cierre de consultorios.

¿Los desencuentros en materia sanitaria, sobre todo en Burgos, han sido el detonante?

Uno de ellos. Desde el PP, ya se puso de manifiesto en su día que algunas de las decisiones que se estaban tomando con respecto a la gerencia del HUBU no estaban siendo las adecuadas. En ese momento, por mantener la gobernabilidad, mantuvimos la lealtad con la formación política que dirigía la Consejería, pero a la vista está cuál era la situación. La lista de espera supera cualquiera de las previsiones, el centro de salud García Lorca ha estado inexplicablemente parado en los últimos meses, había un médico (el doctor García Girón) que estaba denostado y teníamos un hospital como San Juan de Dios que estaba abocado al cierre. Todo eso se ha desbloqueado de manera inmediata con la llegada de Alejandro Álvarez a la Consejería.

En lo que llevamos de entrevista ha hablado mucho de Ciudadanos, pero no los ha nombrado.

Hemos compartido gobierno con esa formación política y su actitud en los últimos tiempos no era la merecedora de estar en un gobierno serio. No tengo nada que reprochar en lo personal a nadie, pero Castilla y León merece tener un gobierno con una mayoría amplia y sin ataduras. En la propia pandemia se tomaron determinadas decisiones que ahora mismo los máximos responsables de esa formación, reconocen que fueron equivocadas. En el caso del candidato a la Presidencia, tuvo el valor de ir a Aranda de Duero a sentarse en una terraza y no tuvo empacho en reconocer que no tenía que haber cerrado Aranda. En todo caso, ya no se puede llorar por la leche derramada y ahora los castellanos y leoneses tienen la voz.

¿Se arrepienten de haber pactado con Ciudadanos?

No, en absoluto. Creo que todos hemos trabajado siempre para estar en un gobierno que no tuviera mochilas partidistas. En este tiempo, la consejería que más apoyo ha necesitado ha sido la de Sanidad y todas las consejerías hemos prestado nuestro apoyo inexcusable. El funcionamiento ha sido bueno. De hecho, ha sido la Junta de Castilla y León la que ha conseguido sacar adelante esta crisis sanitaria, porque el Gobierno central nos dejó tirados a todas las comunidades. Otra cosa es que, llegado un punto, los desencuentros sobre cuestiones que para nosotros son sagradas, como la sanidad rural, hayan limitado la capacidad de acuerdo. A todo eso se suma el permanente estado de intriga en el que estaba sumido ya el Parlamento desde la moción de censura del PSOE, que fue enviada por Ferraz con nocturnidad y alevosía en lo peor de una de las olas. Ahí empezaron ya los transfuguismos, y detrás de uno podían venir más.

¿Qué diferencias de escenario hay entre la convocatoria de 2019 y esta? Han pasado poco más de dos años, pero parece haber pasado una eternidad.

Se nos ha hecho largo a todos por la pandemia. En todo caso, estas elecciones sirven para que los paisanos de esta tierra valoren lo que ha hecho el Gobierno presidido por Alfonso Fernández Mañueco en torno a la crisis sanitaria o la vacunación, en la que somos líderes en España. Además, ahora todos los focos de la política nacional están puestos en Castilla y León y nosotros planteemos estas elecciones como muro de contención contra las políticas de Pedro Sánchez.

¿Estamos entonces ante unas elecciones en clave nacional?

Es que es lógico. No sé si en otras comunidades afecta tanto lo que ha hecho Pedro Sánchez, pero es que el socialismo aquí cerró Garoña, ha cerrado los pozos de Ayoluengo, no ha querido devolvernos el IVA que teníamos pendiente desde 2017 y que hemos tenido que ganar en los tribunales, ha estado criticando algunos sectores clave en esta tierra como el remolachero, el de fabricación de postres o el de la ganadería, ha incluido el lobo como especie protegida, desprotegiendo a nuestros ganaderos, ha hecho una negociación de la PAC en la que se iba a perder muchos fondos para nuestro sector primario, ha sacado adelante leyes educativas que van contra el principio de excelencia... Son tantas las cosas negativas para nuestra comunidad autónoma que esto se tiene que entender también en clave nacional. O elegimos el modelo de Pedro Sánchez o el de Alfonso Fernández Mañueco.

Estas serán las primeras elecciones a las que se presenten plataformas de la España Vaciada. ¿Qué le parece?

Para empezar, no me gusta que nos autodenominemos vaciados. Es un término con una connotación casi despectiva y mal vamos si queremos vender que la gente venga o se quede en Castilla y León si nosotros mismos nos denominamos vaciados. Nosotros apostamos por una tierra de oportunidades, donde haya capacidad de desarrollar un proyecto vital. Dicho lo cual, todo el mundo ha podido ver que aunar esfuerzos en torno a un proyecto como el del PP genera gobiernos estables y prósperos, mientras que la división del voto acaba haciendo que acabe ganando el sanchismo. Además, en Burgos hemos visto algunos de los nombres que forman parte de la lista de la candidatura y son viejos conocidos de la política, que han militado en varios partidos, que parece que van saltando de oportunidad en oportunidad y no ofrecen nada nuevo.

Entiendo que el objetivo del PP es la mayoría absoluta, pero la mayor parte de las encuestas dibujan otro escenario. ¿Pactará el PP con Vox?

Nosotros aspiramos a tener una mayoría suficiente, que no tiene por qué ser una mayoría absoluta. Con un respaldo suficiente en las Cortes, tendríamos libertad para tener un gobierno monocolor, estableciendo acuerdos puntuales para las cuestiones más importantes, como puede ser la investidura o los presupuestos. Nosotros hemos presentado un programa de 1.000 medidas, mientras que otros partidos presentan apenas un folio o lanzan mensajes vacíos. Ese es nuestro contrato.

Pero ¿pactarán con Vox si es necesario?

Nuestro pacto es con la gente que va a votar el día 13. A partir de ahí, evidentemente vamos a escuchar el mandato que salga de las urnas. Analizar ahora ese escenario, no aporta valor.

Entonces no le pregunto si pactarán con Ciudadanos si es necesario...

Digo exactamente lo mismo. Confío en que no sea necesario tener que establecer pactos.

El PP se encuentra salpicado ahora mismo por varias causas judiciales. ¿Cómo afectará eso al escenario postelectoral?

Niego la mayor. Ese es un runrún que el socialismo se ha encargado de alimentar. Algunas de las cuestiones que están pendientes de dirimirse vienen de hace muchos años y repercuten en personas que no pertenecen al PP, aunque en su momento, y de manera puntual, tuvieran alguna responsabilidad de gobierno. No se puede tratar de atribuir esas cuestiones al gobierno actual. A partir de ahí, el presidente ya lo dejó muy claro: el que la hace la paga. Y en este país, quien tiene que hablar sobre estas cuestiones son los jueces, no los políticos. Dejemos que la justicia actúe.

¿Qué resultado darían por bueno en Burgos?

Nuestro objetivo es mejorar notablemente los resultados que tuvimos en el año 2019, que fueron malos. Ahora mismo tenemos tres procuradores, y queremos incrementar ese número.

¿Cuáles son los principales problemas de Castilla y León?

Castilla y León se enfrenta a un reto importante de modernización de cara a futuro. Tenemos la suerte de haber tenido gobiernos del PP que han permitido contar con unos servicios públicos afianzados y con la mejor valoración posible en España, por lo que quien quiera promover cambios, probablemente será a peor. A partir de ahí, el principal problema es el del reto demográfico y el del desequilibrio territorial. Por eso, se han planteado tantas medidas enfocadas al ámbito rural, incluidos los planes de industrialización en aquellas comarcas que pueden estar más deprimidas desde el punto de vista económico.

La despoblación sin duda está protagonizando esta campaña. Ustedes llevan más de tres décadas gobernando y no han conseguido frenar esa dinámica

Castilla y León ha perdido un 8% de la población en las últimas décadas, pero hay varias cosas a tener en cuenta. Para empezar, tenemos que recordar que hace años en el sector primario se requería mucha mano de obra, pero a partir de la incorporación de nuevas técnicas ya no es necesario disponer de tanto personal. Además, en todas las encuestas se ve que la gente prefiere vivir o en una gran ciudad o en la costa, y Castilla y León no tiene ni una cosa ni la otra. Desde el punto de vista de la elección propia del individuo es algo contra lo que no se puede luchar.

En todo caso, las sucesivas medidas que se están poniendo en marcha no acaban de frenar esa sangría, aunque yo creo que la están paliando. De hecho, en los últimos dos años ha venido más gente a Castilla y León de la que se ido. Otra cosa es que la natalidad es muy baja, lo que genera una pirámide de población envejecida. Por eso necesitamos incentivar la natalidad. El PP cree en la familia como pilar fundamental de la sociedad y por eso planteamos el cheque bebé, la educación gratuita de 0 a 3 años, la garantía de una educación de máxima calidad sin importar dónde vivas con un buen transporte escolar y becas comedor, ayudas al alquiler para la vivienda en el entorno rural, la eliminación de impuestos asociados a la generación de empleo en el mundo rural, la mejora de la conectividad hasta los 100 megas en todo el territorio, y un largo etcétera.

De todas esas medidas, una de las que más se ha hablado en las últimas semanas es la del cheque bebé, algo que ya se puso en marcha tiempo atrás y que generó rechazo por parte del PP.

Efectivamente, pero es que son escenarios completamente distintos. Probablemente, en otras regiones no era necesario, por lo que la extensión a nivel nacional no fue la mejor de las decisiones. Aquí sí. De hecho, nuestra propuesta es una ayuda general en función del nacimiento del primer, segundo o tercer hijo, pero que se incrementará un 40% si la persona nace en el medio rural. Se trata de una medida más quirúrgica, dirigida específicamente el problema del reto demográfico.

Siempre que se habla de desequilibrio territorial se menciona la relación entre lo rural y lo urbano, pero ¿existe desequilibrio territorial entre provincias de Castilla y León?

Sí. Tenemos provincias con un nivel de industrialización muy importante, como Valladolid, Palencia o Burgos, con empleo de mejor calidad, mayor poder adquisitivo y mejor calidad de vida. Mientras tanto, hay otras provincias donde cuesta más desarrollar ese tipo de actividades. Por eso tenemos planes territoriales de Fomento, para corregir esos desequilibrios. Por ejemplo, el presidente ya ha anunciado dos planes específicos que afectan a Burgos, en concreto para la Sierra de La Demanda y para la Tierra de Campos, aunque este último también afecta a Valladolid y, sobre todo, a Palencia. La idea es que haya otros planes similares por toda la comunidad siguiendo el ejemplo del desarrollado en la zona de influencia de Miranda, donde se han movilizado 56 millones de euros para generar actividad económica e instalación de empresas.

¿Y qué me dice de los problemas específicos de Burgos?

Burgos tiene un marcado carácter logístico, es un nodo estratégico del corredor atlántico en el que la Junta ha puesto muchos empeños. Quiero recordar los 15 millones de euros para el ramal de Kronospan o los 9 millones para la ampliación del puerto seco. El pasado jueves se aprobó el inicio de la contratación de los trabajos del Parque Tecnológico en un itinerario que ya estaba programado pero que se ha desbloqueado tras la llegada de un informe favorable por parte del Ministerio.

Además, seguimos comprometidos con la ampliación de los servicios públicos con el colegio de Villímar o el nuevo centro de salud García Lorca, un proyecto que se paralizó porque la empresa se fue. Ahora, el 9 de febrero se acaba el plazo para presentar nuevas ofertas para su conclusión, y aunque se ha retrasado más de lo que hubiéramos deseado, lo cierto es que ha sido el cambio de Gobierno el que ha permitido darle un impulso al proyecto.

También tenemos en agenda la remodelación de residencias sociales en Burgos, en Miranda y Aranda, el fomento del castellano, que es un patrimonio inmaterial que no es deslocalizable, un impulso a la formación profesional dual o un apoyo decidido a la Universidad de Burgos. En definitiva, son muchas las cuestiones que queremos abordar.

¿Qué me dice del hospital de Aranda?

Que será una realidad en la próxima legislatura. Se han dado todos los pasos administrativos para ir desarrollando el proyecto. Tiene 70 millones de euros previstos en el presupuesto que se van a ejecutar. Eso sí, hay que tener en cuenta los plazos. En Burgos, desde que en el 2002 hubo una manifestación y se decidió hacer un nuevo hospital, pasaron diez años hasta la primera consulta. Son procesos largos, pero el compromiso político es ineludible.

¿Será Ángel Ibáñez consejero otra vez?

Eso no depende de mí. Depende del presidente. Como futbolero que soy, siempre digo que estoy a disposición del míster, para darlo todo si me ponen en el terreno de juego.