La discreta participación de Díaz en la campaña del 13-F

La ministra de Trabajo lleva dos semanas volcada en sacar adelante la convalidación de la reforma laboral y en la subida del Salario Mínimo Interprofesional, cerrada este martes con los sindicatos UGT y CC OO. Además estuvo aislada por dar positivo en covid-19 en plena precampaña. Sin embargo, su ausencia este viernes en el acto final, donde sí estarán el resto de ministros de Podemos e Izquierda Unida, revela las sutiles tiranteces que existen en la coalición cuando el proyecto político del «frente amplio» sigue aún en estado embrionario.

La justificación oficial responde a motivos de agenda, dado que al día siguiente, el sábado, acudirá junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al ministro de Cultura, Miquel Iceta, a la Ceremonia de los Premios Goya en Valencia. Pero en ciertos sectores de Podemos Castilla y León creen que Díaz, el principal activo políticos de la formación morada, podría haber simultaneado ambas citas sin problemas.

Desde la Vicepresidencia y el propio partido restan importancia a la cuestión e insisten en señalar que Díaz (que no ocupa ningún cargo orgánico en Podemos) ha tenido libertad de elección para elegir su participación en la campaña. Una cuestión, explican, consensuada entre ambas partes. La vicepresidenta decidió mantenerse totalmente al margen de la campaña mientras terminaba de negociar los apoyos al decreto ley.

Pablo Fernández va más allá y confía en que su presencia se convierta en un «espaldarazo importante» para la campaña de los morados, a los que las encuestas otorgan entre dos y tres escaños (como la elaborada por GAD3 para El Norte de Castilla el pasado lunes). «Hasta ahora ha estado centrada y concentrada donde tenía que esta», añadió el candidato.

Fue el propio Fernández, el 20 de diciembre, el que anticipó que el proyecto político de Díaz es «el horizonte a nivel nacional y la primera parada es Castilla y León». Un mensaje que choca de frente con el discurso que mantiene la vicepresidenta, que sigue desdeñando la posibilidad de encabezar una candidatura y apuesta por restar protagonismo a los partidos en su futuro proyecto. «No he tomado la decisión a día de hoy de lanzarme a un proyecto político, soy franca», zanjó el domingo en La Sexta.

Lo cierto es que el ambiente se ha enrarecido en la formación desde que el jueves se convalidara la reforma laboral y estuviera a punto de caer tras el voto contrario de los dos diputados de UPN. Este martes, Díaz no cerró del todo filas con Belarra cuando aseguró que la propuesta de reforma fiscal de Podemos no es la del Gobierno, aunque defendió que «debe entenderse que Unidas Podemos tenga posiciones propias» y distintas a las del PSOE.

La vicepresidenta segunda rehuye mientras tanto de cualquier atadura, al tiempo que en Podemos se encomiendan a su futuro proyecto político. Los de Belarra temen diluirse en un mar de siglas si el «frente amplio» llega a conformarse antes de las elecciones generales de 2023 y, al mismo tiempo, Díaz no quiere perder el control sobre lo que define como «un proceso de escucha».