A Tudanca le imbuyó el espíritu de Julio Anguita y su «programa, programa, programa». A Mañueco le poseyó el ayusismo y lanzó su primer «Sánchez» a los diez segundos de comenzar y el segundo, antes de terminar el primer minuto. Y su ex socio Igea ... se vio a sí mismo como en un viaje astral, tratando de demostrar que el del Gobierno era él aunque ahora estuviera fuera del cuerpo. El debate a dos más uno, con Igea con fondo de libros porque rechazó salir en plano con un fondo neutro, ya es historia de la televisión electoral. Cuando Mañueco interpelaba directamente a Tudanca, el «fondo gris 13-F» se interponía entre ambos, sin Igea, como un cara a cara. Mucho más tenso, eso sí, que cuando ambos caminaban por el largo pasillo de las Cortes hacia el set de televisión, acompañados por una persona de la organización y charlando amistosamente.
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En el PSOE sabían que la reacción de Igea iba a ser de ataque a Mañueco y de defensa de sus acciones de Gobierno, lo que permitía a Tudanca coger el bol de palomitas y asistir al espectáculo con la posición más cómoda. Limitándose a lanzar propuestas en todas las áreas de discusión. Solo saltaba a atajar las intervenciones 'antiSánchez' para preguntarle a Mañueco por el destino de los fondos europeos.
Francisco Igea, mientras, intervenía atendido por dos personas de RTVE ataviadas con equipos de protección individual, una para emitir la señal y otra para vigilar, como pidió el PP, que no tuviera acceso a Internet. El ex vicepresidente fue especialmente duro en el diálogo sobre la gestión de la pandemia. «Nosotros estábamos pidiendo material mientras usted estaba escondido, haciendo de Sánchez. Es usted el más sanchista de los sanchistas», atacó. Y Mañueco respondió con una anécdota personal de la primera ola. «Las noches que pasamos el secretario general y yo y una persona de una entidad financiera solo lo sabemos nosotros tres», respondió. Y al envite, otro órdago. «Fíjate si me acuerdo bien que me decía 'tengo horario de panadero'», saltó Igea.
LUIS TUDANCA
Porque el eje del debate estuvo en demostrar quién gobernaba y ejecutaba dentro de ese tándem de coalición al que la convocatoria electoral rompió las costuras. «Queremos defender la acción de Gobierno, del Gobierno de Ciudadanos, de Verónica Casado, esa mujer a la que el señor Mañueco no se atrevió a mirar a la cara el día que la despidió», había empezado el de Ciudadanos. Y Mañueco trató de aferrarse a las rebajas fiscales, las ya realizadas -impuesto de sucesiones y donaciones- y las que ha prometido en caso de reelección. Y las contrapuso de nuevo con el sanchismo. «Esta es la ministra del Gobierno Sánchez y dice que va a atajar el déficit fiscal subiendo los impuestos. Es lo que va a hacer el señor Tudanca», alertó.
ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO
Igea trató de emboscarle y que admitiera que el Gobierno de coalición funcionaba, lo que sería lo mismo que admitir la inoportunidad del adelanto. «Usted en su día reconocía la labor de la Consejería de Empleo, cuando este Gobierno era el de todos y no el de señor Mañueco». Y el presidente de la Junta, para evitar caer en ella, cayó en el individualismo. «El Gobierno es del presidente, y quien ha presidido he sido yo», asestó.
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FRANCISCO IGEA
La baza esperada por Tudanca era la del bloque sobre la regeneración. Una forma fina de decir que el tema a tratar era la corrupción. Porque ahí su discurso habitual en las Cortes, y el de su grupo parlamentario, encontró como aliado a Igea y se forzó un dos contra uno duro. «Voy a promover una nueva ley electoral que surja del pacto de las fuerzas políticas y que permita la participación de otros partidos en estos debates», comenzó Mañueco, tratando de llevar el debate a un terreno menos abrupto. No hubo lugar. «Si el consejero de Sanidad se ha reunido el 23 de septiembre con alguien que se va a presentar a un concurso de 800 millones de euros, ¿por qué no está en la agenda?», interrogó Igea. «Le voy a leer los casos que están hoy en los tribunales, que ponen los pelos de punta», y se lanzó a enumerar Tudanca la Perla Negra, la trama eólica, las primarias de Salamanca. «No voy a entrar en este juego de insultos y descalificaciones personales que están comentando estas dos personas». Y le endilgó a Igea: «De los tres, el que ha estado sentado en el banquillo ha sido el señor Igea, y yo aposté por la presunción de inocencia». Se refería a una vista oral a la que tuvo que acudir su ex socio para la acusación de un ex afiliado que decía haberse enzarzado con él en la calle, y que quedó en eso.
En vista de que las intervenciones de Mañueco golpeaban una y otra vez el flanco del Gobierno central, Luis Tudanca le invitó a irse a la oposición «si quiere hacer oposición al Gobierno». Y Mañueco respondió con «los indultos a los golpistas, eso sí que interesa a Castilla y León».
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