Teodoro García Egea saluda a Alfonso Fernández Mañueco en presencia de Pablo Casado. Ical
13-F Elecciones en Castilla y León

Castilla y León en punto muerto

Pedro Sánchez ofrece la abstención del PSOE si Pablo Casado rompe con Vox allí donde gobierna y Díaz Ayuso recomienda acuerdos «sin que nos importe lo que piense la izquierda»

Susana Escribano

Valladolid

Miércoles, 16 de febrero 2022, 08:00

El Partido Popular se abona a la tesis de que puede gobernar en solitario en Castilla y León con 31 procuradores en un hemiciclo de 81 escaños y se esfuerza en hacer oídos sordos ante la amenaza de Santiago Abascal de que prefiere una repetición ... de elecciones antes que hacer presidente a Alfonso Fernández Mañueco en un gobierno en el que no esté su partido.

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Lo hizo Alfonso Fernández Mañueco en la mañana de este martes y lo refrendó Pablo Casado por la tarde. Ante la exigencia de Vox de cogobernar la Junta si los populares quieren el apoyo de los 13 parlamentarios que ha logrado el partido ultraconservador, Mañueco respondió que aspira a gobernar en solitario. «Sin trajes prestados», recalcó, antes de argumentar que «un gobierno fuerte no necesariamente tiene que ser un gobierno de coalición». Para muestra, puso el de PSOE y Unidas Podemos. «¿Un gobierno fuerte es un gobierno de coalición como el que tiene Sánchez en España? Eso no lo quiero para Castilla y León», subrayó.

Casado intentó superar el escenario de división de opiniones que horas después del escrutinio dibujaron los dirigentes de su partido, con Isabel Díaz Ayuso defendiendo abiertamente el pacto con Vox, Teodoro García Egea negando esa posibilidad y el propio Fernández Mañueco sin confirmar ni descartar nada, pero avisando que esta vez la negociación se iba a dirigir desde la sede del Partido Popular de Castilla y León. Hasta tal punto era evidente la diferencia de criterio, que el propio Abascal calificaba de «prudente» la posición que veía en el PP de Castilla y León y de portazo el que pretendían darle desde Génova 13 sus antiguos compañeros de partido.

Pablo Casado cargó contra los «populismos» y todo el mundo entendió que era contra Vox y unificó criterio con Mañueco sobre ese futuro gobierno «fuerte, sólido y en solitario» del PP en Castilla y León, con esa bancada de 31 parlamentarios a la que mirarían 50 desde la oposición. «Alfonso, para ello tienes todo nuestro apoyo, para llevarlo adelante, con nuestros principios siempre presentes», refrendó Pablo Casado.

El presidente en funciones de Castilla y León marcó terreno ante la negociación con Vox en una Junta Directiva Autonómica del partido y lo hizo parapetándose en esos principios del partido. Ante la exigencia de Vox de derogar en Castilla y León el decreto autonómico sobre Memoria Histórica y Democrática la ley de Lucha Contra la Violencia de Género, Fernández Mañueco respondió que lo último no es negociable, aunque eludió pronunciarse sobre la normativa que reconoce a los represaliados del franquismo.

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«La igualdad no es negociable para el Partido Popular, no es negociable. Si alguien piensa que el Partido Popular de Castilla y León va a dar un solo paso atrás en defender la igualdad laboral, social, de oportunidades, la igualdad entre hombres y mujeres se equivoca», zanjó el dirigente del PP, en Valladolid.

Y a los «principios del partido» como líneas irrenunciables en una negociación apeló Pablo Casado en Madrid, en el Comité Ejecutivo que analizó los resultados de unas elecciones en Castilla y León, que encajan en el clásico político de la victoria amarga. Los sondeos previos a la campaña dibujaban el coqueteo de los populares con la mayoría absoluta de 41 escaños y el escrutinio, tras sonar todas las alarmas en los días previos a las votaciones, arrojó que pasaban de 29 procuradores a 31. Pero ganaban al PSOE, que baja de 35 a 28, y salvaban los muebles.

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«Lo fácil sería sumarse a las estrategias de confrontación», apuntó Casado. Y eso el PP, dijo, no lo va a hacer. «Tenemos límites para pactar y acordar. Nuestros principios y nuestras condiciones, repito, nuestros principios y nuestras condiciones, y no vamos a renunciar a ellos nunca», enfatizó Casado. El presidente del PP se refirió a la igualdad y a la convivencia, al «patriotismo que también consiste en hacer lo que debes», en «salvar lo común» y todo ello lo contrapuso Pablo Casado al fomento de la «ira» y el «rencor».

Pactar con Vox en Castilla y León asumiendo las tesis de Abascal supone para la dirección nacional del PP renunciar a la «hegemonía» del electorado de derechas en España. Casado explicitó que no quiere al partido como una de las partes de una derecha «partida en tres», que quiere el todo.

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Casado valoró todo esto en una reunión del partido a la que Isabel Díaz Ayuso había animado previamente. «Que no nos importe lo que opinen la izquierdas», recomendó a sus compañeros de Castilla y León, defendiendo el pacto con Vox como lo hizo en Valladolid, en un mitin en la recta final de la campaña en el que hizo trizas el argumentario de Génova y mostró su predisposición al acuerdo «con el partido de Ortega Lara».

Y con el PP en modo resistencia, parapetado tras sus «principios», y Santiago Abascal asegurando que no harán presidente a Alfonso Fernández Mañueco si los populares no dejan a Vox aplicar parte de los suyos desde la Junta de Castilla y León, terció el PSOE. Pedro Sánchez abrió en el Senado la puerta a negociar la abstención de los 28 parlamentarios socialistas en las Cortes de Castilla y León para investir presidente a Alfonso Fernández Mañuecom si el PP rompe con Vox allí donde gobierna. Desde la comunidad autónoma de Murcia, o los apoyos a Ayuso y Juan Manuel Moreno en Madrid y Andalucía, a municipios como Aranda de Duero. Sánchez aprovechaba una pregunta de Javier Maroto, portavoz del PP en la Cámara Alta.

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«Si explica que la ultraderecha es un peligro para la democracia, a lo mejor nos podemos entender, si explica que hay que poner un cordón sanitario a quienes cuestionan los derechos y libertades de las mujeres y el colectivo LGTBI, a lo mejor nos podemos entender, pero antes haga una cosa, pida a todos aquellos y aquellas que pactan con la ultraderecha en Madrid y fuera de Madrid que rompan esos acuerdos», retó el socialista.

El presidente del Gobierno afinaba el argumento que por la mañana había hecho Luis Tudanca, de que no podían dar gratuitamente la abstención a los populares para que no pactaran con Vox en Castilla y León cuando lo están haciendo en otras instituciones. Pero dejaba claro que la negativa a someterse a ese movimiento no era rotunda. Sánchez marcaba la pauta en el PSOE tras el debate abierto por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, sobre facilitar esa abstención a Fernández Mañueco para evitar que Vox entre en la Junta de Castilla y León. Y el regidor de León, José Antonio Diez, se puso del lado del vallisoletano.

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Mañueco encara así el «diálogo» para intentar lograr los apoyos que le faltan en un hemiciclo en el que han ganado terreno los partidos localistas. «No vamos a ceder a chantajes de apoyos por privilegios de unas provincias sobre otras, el que piense eso se equivoca», dijo el dirigente del PP. Y tampoco vamos a «trocear» el mapa autonómico. Dos mensajes para Soria ¡Ya!, que se estrena con tres parlamentarios; UPL, que gana escaños, y Por Ávila, que mantiene el procurador que tenía.

Empiezan los contactos. El 10 de marzo se constituyen las nuevas Cortes. Ese es el primer 'festivo' del calendario postelectoral que deja el 13-F.

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