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El ambiente en la sede de Izquierda Unida donde Margarita Arroyo y Fernando Saiz esperaban a que el escrutinio de los votos al Ayuntamiento de Burgos les diera, al menos, un concejal era el mismo que puede vivirse en cualquier evento a todo o ... nada. La final de una Champions, el partido por la permanencia en Primera, el ascenso de tu equipo... Pero siendo del equipo para el que la historia termina mal. Porque aunque sus caras no auguraban nada bueno, y las primeras lágrimas asomaban antes de llegar al 100% de los votos escrutados, la esperanza de la épica que el deporte te da sobrevolaba entre los presentes, por si se obraba el milagro de última hora.
Pero la épica no llegó y Podemos Burgos, en coalición con Izquierda Unida y Alianza Verde, pierde sus concejales del Ayuntamiento de Burgos. A punto estuvieron de conseguir que Margarita Arroyo volviese a ocupar su asiento en el Pleno, pero algo menos de 40 votos se lo impidió y la coalición de izquierdas no tendrá representación en el Ayuntamiento de Burgos este mandato.
Tras la debacle, la propia Marga Arroyo no ponía paños calientes a la derrota: «Es una obviedad que no son unos buenos resultados y que no eran los resultados que esperábamos». «Hay que respetarlo, asumirlo, digerirlo y de esto aprender y ver qué es lo que hemos hecho mal y lo que hemos hecho bien. Hay que tratar de recomponernos de alguna forma y de seguir, nosotros estamos aquí por vocación de servicio y por ganas de querer transformar la ciudad de Burgos», explicaba.
Porque, y siempre hablando en segunda persona del plural, asumía que seguirán trabajando por Burgos «desde las bases» si finalmente no tiene representación en el Ayuntamiento. Arroyo repetía que «hay que respetar lo que ha salido» puesto que «los burgaleses y las burgalesas son los que han decidido». Una decisión que no les ha brindado el apoyo que esperaban, por lo que ahora habrá que analizar lo que ha ocurrido. «El análisis es para hacerlo despacio, con tranquilidad, pero lo que vemos a priori es que hay gente que se ha quedado en casa. La tristeza no es haber entrado o dejar de entrar, la tristeza es que vamos a tener un gobierno de ultraderecha en la ciudad de Burgos, esa es la gran tristeza», lamentaba.
Y aunque no perdía la sonrisa, Arroyo asumía que lo duro está por llegar. Ahora toca pensar, analizar y dirimir cuál es el camino a seguir. Entre las decisiones a tomar está su continuidad, algo de lo que no quiso hablar durante la noche electoral. «Lo tengo que pensar, pero tampoco quiero tomar la decisión yo sola porque hay mucha gente que ha participado en todo el proceso y que ha trabajado mucho y haré lo que ellos me digan», reconocía.
«Teníamos mucha ilusión porque por fin habíamos conseguido ir todas y todos juntos (los partidos de izquierda) y la verdad es que esto nos deja perplejos, no puedo decir otra cosa, ahora mismo estamos perplejos. El papel que tanto Fernando como yo tenemos ahora es el de consolar a toda esta gente que está con esta decepción y tratar de animarlos en la medida de lo posible», indicaba.
Y cuando las cámaras y las grabadoras se apagaban, como cuando el árbitro pita el final y el sueño se escapa a pesar de que el último balón ha rozado el larguero, las lágrimas de Marga se han hecho un poco de todos los presentes y así, entre abrazos y pañuelos, todos los simpatizantes le han dedicado un sonoro aplauso para, quién sabe, si depositar en ella la confianza de un nuevo proyecto.
Así queda el Ayuntamiento de Burgos tras las elecciones del 28 de mayo.
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