El actual Papamoscas de la Catedral de Burgos. J.J. Matías / ical

Antes del Papamoscas, 4.000 maravedís por un reloj que sonara día y noche

Un 1 de marzo pero de hace 636 años comenzó a funcionar en la Catedral de Burgos el que se considera el primer reloj público del templo y uno de los primeros del país | La ciudad pagó 4.000 maravedís al obispo para su elaboración

Lunes, 1 de marzo 2021, 08:10

El Papamoscas soy yo / y el Papamoscas me llamo, / este nombre me pusieron / hace ya quinientos años. (…)

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A unos 15 metros de altura una figura humana de medio cuerpo surge de la esfera de un reloj situado en la nave central de la Catedral de ... Burgos. Ahí, a la izquierda, encontramos al Papamoscas, el autómata que marca las horas. Cada hora en punto es uno de los atractivos de este templo, Patrimonio de la Humanidad.

Sus rasgos endemoniados, su perilla, su expresión producen atracción y rechazo al mismo tiempo. En su mano derecha sostiene una partitura musical y con esta misma mano empuña la cadena del badajo de una campana. Cada hora en punto hace sonar esa campana, mientras, de manera simultánea, abre y cierra la boca.

Pero este no ha sido el único reloj que ha tenido la Catedral de Burgos. En el libro 'Efemérides burgalesas' (Juan Albarellos, 1919) se pueden encontrar referencias a un reloj por el que el Ayuntamiento de la ciudad pagó 4.000 maravedís al obispo en 1384 para que el reloj se instalara y estuviera funcionando «el primero día de Marzo» del año 1385.

Uno de los primeros

Hace 636 años comenzaría a funcionar el que se considera uno de los primeros relojes públicos de la Catedral de Burgos pero también del país, por lo que se extrae del libro de Albarellos. En él se dice que los sevillanos pensaban que su catedral había sido la primera en tener reloj público (se refiere a Sevilla y al año 1400) pero 15 años antes de ese suceso, se colocó en el templo burgalés un reloj público.

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Así se extrae también de los documentos existentes en el Archivo Municipal de Burgos. En varias hojas, algunas muy estropeadas y a las que les faltan fragmentos pero que son legibles, queda reflejado cómo, tras gestiones inútiles, el Ayuntamiento y el obispo llegaron a un acuerdo. Mediante este la ciudad entregaba 4.000 maravedís al obispo para ayudar en la elaboración de este reloj que debía dar todas las horas del día y la noche.

Catedral de Burgos. JULIO ARRIETA / EL CORREO

«Nos damos por bien pagado»

Uno de estos documentos lo encontramos en el Archivo Municipal de Burgos y está fechado en el 20 de agosto de 1384. En 'Cosas de La Vieja Burgos' (Anselmo Salvá, 1892) se recoge este documento y se puede leer, transcrito al castellano actual, que D. Gonzalo, por la gracia de Dios y de la Santa Iglesia de Roma, obispo de Burgos, ha recibido de la muy noble ciudad de Burgos 4.000 maravedís. Los cuales se toman como ayuda para pagar un reloj que se hará para la Iglesia Mayor de Santa María para que dé todas las horas del día y de la noche, «nos damos por bien pagado».

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Según este documento, el obispo se comprometía a que el reloj tuviera todas las horas del día y de la noche y a que estuviera en uso «el primero día de Marzo primero que vienen». Además, si no se llegara a hacer dicho reloj, los 4.000 maravedís serían devueltos.

«[…] porque todo esto sea firme e valedero, damos al dicho Concejo esta nuestra carta, seellada con nuestro seello, e escribimos nuestro nombre; fecha veinte días de Agosto del año del nacimiento de nuestro Salvador Jesu-Cristo de mil e trescientos e ochenta e cuatro». Así concluye el documento, como se refleja en el libro 'Efemérides burgalesas'.

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