Homenaje al burgalés que «murió heroicamente» en el Sahara

Aprovechando este aniversario de su muerte, un grupo de conocidos, compañeros de mili y amigos de la comarca, que también se han encargado de avisar a la familia, ha organizado un pequeño homenaje en Quintanilla del Agua. Se le llevará un ramo de flores a su tumba, esa que conserva su epitafio en el que se puede leer que «murió heroicamente».

En 2010, la Hermandad de Veteranos de las Tropas del Sahara le rindió un homenaje también su localidad natal. En 2014, el Consejo de Ministros concedió a Ángel Moral la Gran Cruz de Reconocimiento Civil. Aprovechando este homenaje y el aniversario de su asesinato, merece la pena detenerse en este episodio de la historia de un burgalés, un reflejo de la convulsa historia de España en ese momento. Moral defendió su unidad, que estaba siendo secuestrada por compañeros naturales del Sáhara, y fue abatido por una facción del Frente Polisario.

Pocos meses antes de la conocida Marcha Verde ocurrió otro suceso, el secuestro a las patrullas de Mahbes y Esmara, o patrullas Pedro y Domingo, en el Sahara español en 1975. Las tropas españolas sufrían aquí el acoso del incipiente Frente Polisario, el movimiento independentista saharaui, y de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes.

El 9 de mayo de 1975, la patrulla Pedro del Grupo de Tropas Nómadas cayó en una emboscada cuando reconocía un territorio. Las Tropas Nómadas tenían las misiones propias de una unidad militar como el control del territorio, la vigilancia de la frontera y la eliminación de unidades rebeldes o enemigas, así como el mantenimiento del orden y de seguridad. Dos días después de la emboscada, sin noticias de sus compañeros, la patrulla Domingo salió en busca de sus compañeros.

Al igual que había ocurrido con la patrulla Pedro, los soldados españoles de origen saharaui se alzaron contra sus camaradas. Y es que lo que había ocurrido el 9 de mayo con la patrulla Pedro es que 27 soldados, tras haber sido adoctrinados por el Frente Polisario, traicionaron a sus compañeros y los secuestraron.

La segunda refriega llegó el día 11 de mayo, cuando la patrulla Domingo salió en búsqueda de sus compañeros. Y fue entonces cuando el joven burgalés Ángel Moral Moral perdió la vida. Su patrulla, formada también por nacionales y nativos, paró a comer. Soplaba el siroco, ese viento propio del Mediterráneo que suele surgir en el desierto del Sahara y llegar a velocidades de huracán a las zonas norte de África y sur de Europa. Así lo contaban sus compañeros y lo recuerdan en la web de arlanza.com.

La patrulla paró a comer y los oficiales decidieron que se dejara el armamento en los Land Rover para protegerlo de la arena. Se hicieron grupos para la comida, como habituaban, y durante este rato comenzaron a sonar disparos al aire. Primero no se les dio importancia, pero pronto sospecharon que algo ocurría. Intentaron dirigirse a por las armas, pero un grupo de soldados saharauis abrió fuego para dominar la situación.

Ángel Moral había conseguido llegar a uno de los coches y coger su arma. Llegó a disparar, pero fueron más los fusiles que lo apuntaban y cayó herido. Pero desde el suelo intentó volver a disparar, pero la lluvia de metralla enemiga acabó son su vida. En esta emboscada también resultaron heridos otros dos compañeros.

Los soldados de las Tropas Nómadas secuestrados fueron llevados a Tinduf y el Frente Polisario se apropió de las armas y vehículos. El cadáver de Ángel Moral también fue trasladado hasta Tinduf y enterrado allí. El 10 de julio se liberó a los soldados heridos, pero el resto de compañeros aún tuvo que esperar más meses para su liberación. El 9 de septiembre los soldados secuestrados, fueron entregados a la embajada española en Argel. Sin embargo, el cuerpo de Ángel no se entregó hasta el 20 de octubre. Ahí finalizaba otro capítulo más de la historia colonial de España en África, pero el duelo no se acababa.

Su cuerpo, finalmente, se trasladó a su pueblo natal, el burgalés Quintanilla del Agua, el 23 de octubre. Fue enterrado bajo el epitafio de «Murió heroicamente» y, como se demuestra con este nuevo homenaje, ni sus conocidos, ni compañeros, ni familiares lo olvidan.