La historia de Caín y Abel ocurrió en Atapuerca

Hace cuatro años la doctora e investigadora del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, Nohemí Sala, recordaba en La Puerta del Frío que lo ocurrido en Atapuerca hace más de 400.000 años «es el primer asesinato documentado, el más antiguo» del historia de la humanidad. Un joven moría como consecuencia de dos golpes recibidos en la frente.

El cráneo 17 es Abel. O al menos el Abel del mito judío. Es una reconstrucción minuciosa que se ha tardado casi treinta años en realizar. Como si de una novela policiaca se tratara, los investigadores han reconstruido un crimen a través de las pruebas en los fragmentos de una calavera.

El primer fragmento del cráneo encontrado entonces fue «un hueso de occipital», que es la parte del cráneo que está en la parte posterior, y poco a poco, «a lo largo del tiempo, desde el 1990 no, perdón, sí, desde el año 90 hasta recientes campañas de excavación se han ido recogiendo fragmentitos craneales que han ido pegándose a este primer trozo como si fuese un puzzle», .

Así hasta 52 fragmentos pequeños con los que se ha conformado «uno de los cráneos más completos de la colección de la cima de los huesos detrás del cráneo 5, el siguiente cráneo más completo sería este, el número 17».

Este cráneo es el de una criatura que resulta asesinada a golpes en la cabeza, un joven que murió como consecuencia de dos golpes recibidos en el hueso frontal, justo por encima de la órbita ocular izquierda, donde presenta dos orificios. Y además la localización y la posición donde están estas dos lesiones craneales son compatibles con un enfrentamiento cara a cara, por su posición respecto al lado izquierdo; lo que un criminólogo pondría en la lista de características más habituales en un enfrentamiento cara a cara

En este cráneo pudieron descubrir algo que les llamó mucho la atención: «En lugar de una fractura tenemos dos fracturas en el hueso frontal, en la frente». ¿Qué diría un criminólogo sobre este presunto asesinato? «Aquí solo teníamos hueso, no partes blandas que darían más información, pero sí podemos documentar es que este cráneo fue golpeado dos veces con un mismo objeto duro y la ausencia de cicatrización en el hueso muestra que el individuo no sobrevivió a ellas».

¿Qué puede ser? ¿Otro hueso? ¿Una piedra? ¿Un objeto contundente? La investigación lo desconoce, pero «era un objeto contundente sin duda ¿Pudiera ser una roca? ¿Pudiera ser madera? No lo sabemos Pero desde luego un objeto lo suficientemente contundente como para atravesar el hueso craneal dos veces».

A través de un estudio del tamaño y forma de cada una de las fracturas se averiguó que eran exactamente iguales en tamaño y forma, con una muesca cada una de ellas que coincide con la misma posición dentro del contorno, de manera que esto solamente puede suceder si ha sido producido con un mismo objeto.

Este cráneo en concreto fue investigado junto con los otros 16 para determinar «cuál era el patrón de fractura». En los estudios se determinó que la mayor parte de las fracturas de estos individuos fueron producidas después de la muerte, cuando ya no tenían tejidos blandos. Eso se llama fracturación postmortem, que es lo más habitual en el registro fósil.

En cambio, una pequeña porción, un 4 % de todas las fracturas analizadas correspondían con fracturas perimortem. En este caso del cráneo 17 no es único en la colección porque existen otros ocho cráneos que tienen fracturas perimortem. La particularidad es que «es el único que tiene dos fracturas diferentes», fue, por tanto, el resultado de dos golpes diferentes porque las trayectorias de entrada eran diferentes pero sí que eran iguales en tamaño y forma Por tanto fueron producidas con un mismo objeto lo que descartaba es que hubiese sido producido por un accidente de caída

En la Sima de los Huesos fueron depositados 28 cadáveres de en lo que hoy es el yacimiento de fósiles humanos más rico del mundo; y está en Atapuerca.

El paso del mito al logos supuso el primer paso de la filosofía griega. Los mitos eran la forma que tenían los antiguos de explicar el mundo. Y ninguno de ellos es desdeñable; al contrario, es forma de explicar la existencia era la forma de dar la explicación que el pueblo en ese momento tenía. Con el logos,

El mito es una narración que contiene múltiples elementos, muchos de ellos sobrenaturales y simbólicos; es un modo de explicar la naturaleza o la sociedad o la forma de comportarnos. Y en ese sentido, la Biblia judía era un compendio de mitos.

Los griegos introduce el término 'logos' que hace referencia a la razón, el discurso lógico, a argumentación. Aunque ambos son formas de explicación e interpretación del mundo, el mito se basa en la tradición, la creencia y la imaginación, mientras que el logos se basa en la razón, la observación y la lógica.

El capítulo 4 del Genesis dice: «Después que Adán y Eva salieron del jardín de Edén, tuvieron muchos hijos. El primero se llamaba Caín. Su trabajo era cultivar frutas y verduras. El segundo hijo se llamaba Abel, y era pastor. Un día, Caín y Abel le hicieron ofrendas a Jehová. A Jehová le gustó la ofrenda de Abel, pero no le gustó la de Caín. Por eso, Caín se enfadó mucho, y Jehová le dijo: «Si sigues enojado, al final harás algo malo». Pero Caín no le hizo caso. Caín le dijo a Abel: «Ven conmigo al campo». Mientras estaban solos allí, Caín atacó a su hermano y lo mató».

En la historia y la tradición judeocristiana se han convertido figuras míticas y legendarias en humanas. Toda la forma de explicar el origen de la vida, del ser humano; la violencia, el miedo, el mal… se ha mitificado. La Torá, el Pentateuco para nosotros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, son los cinco primeros libros de la Biblia donde se resumen el mensaje de Dios a los israelitas. Pero los estudios exegéticos nos hablan de que en realidad son la transcripción de mitos y que de inspirados por Dios, quizá tienen poco.

Ni los personajes que salen en ellos son reales. Ni los acontecimientos que narran son tales. Ni los lugares, posiblemente, tampoco. Adán Eva, Cam, Set, Caín, Abel, Moisés, Abraham o Noé… son personificaciones que han quedado reflejadas en los libros sagrados pero son leyenda. Son una referencia, sí, e importante porque son el modo de explicar la acción de Dios y su voluntad, pero poco importa si los protagonistas existieron o no porque lo realmente mollar era destacar la acción de Dios sobre su pueblo.

Hasta los lugares se han mitificado y se han convertido en espacios de peregrinación. Hablar, entonces de que Israel era el pueblo elegido por Dios es decir mucho. El pueblo de Israel lo poco conocido del orbe por aquella gente.

Tanto es el desarrollo del mito, de éste de Caín y Abel y de otros, que existe en el norte de Damasco, en Siria, una pequeña cúpula verde que señala en lugar en el que la Biblia dice se cometió el primer crimen de la Humanidad, el lugar donde Caín mató a su hermano Abel.