Cada día resulta más caro vivir de alquiler en Burgos. Y es que, el mercado inmobiliario parece haberse subido a la ola de la inflación y, a pesar de presentar unos índices muy alejados de los de otros servicios y productos básicos, lo cierto ... es que el incremento de precios está siendo sostenido y significativo en los últimos meses en la provincia.
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Así lo demuestran todos los informes y análisis de situación que han ido viendo la luz en las últimas semanas, incluido el del Instituto Nacional de Estadística (INE) o el de los principales portales inmobiliarios. El que mayor nivel de detalle presenta es el realizado por Idealista, que a finales de marzo situaba el precios medio del alquiler en la provincia de Burgos en los 7,2 euros el metro cuadrado, lo que supone el máximo histórico (hasta ahora el máximo eran 7,1 euros el metro cuadrado). El incremento respecto a los datos de hace un año es del 2,6%.
Eso sí, los precios varían mucho en función de la zona. Así, el informe de Idealista refleja un coste medio de 7,7 euros el metro cuadrado en la capital provincial, de 6,9 euros En Miranda y de 6,3 euros en Aranda. En los dos primeros casos, también se trata de los máximos históricos, mientras que los precios en Aranda no han vuelto a alcanzar los 6,9 euros el metro cuadrado que se pagaban de media en febrero de 2018.
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En todo caso, la fotografía general es evidente, tal y como ratifican los análisis efectuados también por Pisos.com, que sitúa el precio medio en la capital en los 8,23 euros el metro cuadrado tras un incremento anual del 5,12%, o Fotocasa, que habla de un precio medio de 7,63 euros el metro cuadrado tras un incremento anual del 2,8%.
En este sentido, fuentes del sector en Burgos ratifican la tendencia al alza de los precios. «Sí que se nota la subida de precios, que ha sido progresiva desde que se recuperó algo de normalidad tras la pandemia», explica Estefanía Álvarez, de Inmobiliaria San Pablo, que asegura que el mercado del alquiler es «muy dinámico» en Burgos. «Hay oferta y demanda y el mercado normalmente se mueve muy rápido. Una vivienda en condiciones aceptables no nos suele durar más de una o dos semanas» a pesar del incremento sostenido de precios.
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Y eso a pesar de que estas épocas del año no son especialmente interesantes para el sector. «Los meses fuertes son agosto y septiembre», que es cuando se cierran los alquileres para estudiantes y otros colectivos sujetos al calendario escolar. Es precisamente en esos momentos en los que se nota en mayor medida los vaivenes del mercado.
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