Las ventas de las empresas aceleran su caída y anticipan un freno del consumo

Un descenso que agrava la tendencia que se viene observando semana a semana desde inicios de verano en esta estadística, que el Gobierno considera como una de las más fiables para medir la salud económica del país. De hecho, fue a finales de 2021 cuando el Ejecutivo decidió hacer públicos estos datos cada semana, en un momento en el que los mismos contrarrestaban los peores augurios de los organismos en torno a las estimaciones de PIB.

Pero el giro en la tendencia ha sido radical este verano. La Agencia Tributaria justifica la caída «por la mayor atonía» de sectores como el transporte y almacenamiento (con un deterioro del 29,4% en el periodo), así como por la mostrada por el sector de suministro de energía.

Pero los datos también reflejan la desaceleración de otras empresas ligadas al comercio al por mayor, entre otros. Así que el tirón de un turismo de récord –con el empuje de la hostelería, que sigue creciendo con fuerza a ritmos de más del 20%– no logra compensar la pérdida común de facturación.

Las cifras que maneja el fisco refuerzan la tendencia que vienen reflejando otros datos oficiales, como los que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE), que hace unos días apuntaban a que el negocio de las empresas españolas cayó en junio un 1,2% respecto a mayo, último dato disponible. Y el descenso fue del 5,8% frente al mismo mes del año anterior.

Aquel mes fue, en concreto, el tercero consecutivo de descensos, tras bajar un 2,7% en abril y un 2,8% en mayo. Y hay que remontarse a febrero de 2021 para encontrar una caída mayor, del 9% anual, según ese índice de cifra de negocios empresarial que elabora el organismo. La caída no impidió, no obstante, que en junio la facturación las empresas siguiesen un 21% por encima respecto a las registradas en el mismo mes de 2019, antes de la pandemia.

Hay que tener en cuenta que el indicador adelantado de ventas diarias se elabora a partir del IVA que generan las empresas con más de de seis millones de euros en ingresos por ventas, con lo que deja fuera a buena parte del tejido productivo del país. Pero también es un buen medidor de la evolución del consumo, golpeado por el alza de precios y unas familias que deben ajustar gastos –o directamente eliminarlos– para, por ejemplo, seguir pagando la hipoteca.

Esto obligaría a la economía a depender más de la demanda exterior para seguir creciendo. El problema es que las exportaciones ya no son capaces de compensar con tanta fuerza como antes el menor dinamismo que pueda venir del mercado interno. Especialmente en un momento en el que persisten muchas dudas en torno a la salud económica de algunos países de la zona euro, principales destinos de las ventas nacionales al exterior.

En concreto, y aunque en el conjunto del semestre los datos fueron de récord gracias a un buen primer trimestre, las exportaciones españolas empiezan a dar síntomas de agotamiento, con una caída del 2,8% interanual en junio hasta los 33.982,5 millones de euros. La caída de abril fue del 6,3% y la de mayo del 2,8%, según datos de Comercio Exterior.