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salvador arroyo
Bruselas
Lunes, 9 de noviembre 2020, 13:21
La Unión Europea no va a pulsar el botón de pausa hasta que no lo haga Estados Unidos. Esta guerra la inició Donald Trump y corresponde a su sucesor en la Casa Blanca, John Biden, ponerle fin. Así que a la espera del volantazo ( ... si llega), los Veintisiete están dispuestos a tomarse la revancha con un torrente de aranceles por las ayudas estatales a Boeing. El pasado 13 de octubre consiguieron el amparo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para imponer cargas a productos norteamericanos por valor de 3.993 millones de dólares (2.890 millones de euros) anuales.
Aquella fue la luz verde que esperaba Bruselas desde hacía un año para replicar a Washington y a esos 7.500 millones que el mismo organismo internacional le había autorizado por las coberturas europeas a Airbus. Y el reciente triunfo de los demócratas no para el procedimiento para tomarse la revancha, en la confianza eso sí de que Washington pueda declarar a corto plazo un cese de hostilidades en toda regla.
Este martes se espera que la Comisión Europea emita la lista definitiva de productos a los que aplicará la carga impositiva y que según informaron desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo afectará a cuatro grandes grupos: aeronaves (44%); bienes agrícolas (18%); productos agrícolas transformados (9%); y bienes industriales (29%). «Se prevé una aplicación de aranceles adicionales del 15% para las aeronaves civiles, y del 25% para productos industriales, agrícolas y productos agrícolas transformados», se precisa.
Esa lista se validó este lunes durante una reunión por videoconferencia de los ministros de Comercio de la UE. E incluiría desde aviones a productos químicos, pescado congelado, cítricos, pantalones vaqueros e incluso el ketchup, si tenemos en cuenta que desde hace más de un año se trabaja con borradores extensos que incluso el pasado abril llegó a cuantificar el total de las contramedidas en más de 13.500 millones de euros.
La Comisión Europea (CE) aprobó el viernes pasado (la víspera de que se confirmase la victoria de Biden) el Reglamento de Ejecución y el paquete de productos sobre los que se aplicarán los aranceles. «Su aplicación tiene como principal objetivo convencer a EEUU para que retorne a la negociación y, por otra parte, evitar una escalada en el conflicto comercial, algo que no beneficiaría a ninguna de las partes».
Un mensaje en total sintonía con el discurso que ha venido manteniendo la UE durante los últimos años y en el que volvía a insistir el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrowskis: «Estamos dispuestos a suspender o retirar nuestros aranceles en cualquier momento si Estados Unidos suspende o retira los suyos».
Las coberturas estatales a Airbus y Boeing han marcado las últimas batallas de la guerra comercial transatlántica que Trump inició contra la UE con el acero y el aluminio nada más cruzar el umbral del Despacho Oval. Bruselas siempre ha abogado por «un acuerdo negociado» que permita resolver el conflicto entre los dos bloques por las ayudas a los colosos aeronáuticos. De no conseguirlo respondería «de una manera proporcionada». En el caso de España este conflicto le ha supuesto que los productos que más exporta al mercado norteamericano, entre ellos, el vino y el aceite, compitan en desigualdad al tener un carga arancelaria del 25%.
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