IFM traslada a Naturgy su vocación de permanencia si prospera la OPA

Durante la rueda de prensa posterior al encuentro, el presidente de la compañía, Francisco Reynés, ha evitado pronunciarse sobre la operación. Sin embargo, sí ha confirmado que solo ha hablado un par de veces con los responsables de IFM: la primera unas horas antes de conocerse la OPA y la segunda en el momento en el que le transmitieron sus intenciones.

El directivo ha querido dejar claro, en este sentido, que «las intenciones tienen que ser plasmadas también en el folleto que será público para que los accionistas puedan tomar sus decisiones». Es decir, el fondo australiano debe dejar constancia por escrito lo que ha transmitido al equipo directivo de Naturgy.

Reynés ha explicado que el calendario de la opa sigue marcado por los permisos previos que requiere la operación. Es decir, la aprobación del folleto por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el propio visto bueno del Gobierno, de acuerdo con la normativa de blindaje aprobada el año pasado que permite al Ejecutivo vetar la compra por un inversor extranjero de más de un 10% de una empresa española de un sector estratégico.

«La interacción de Naturgy con el Gobierno es permanente, pero no en el ámbito de la OPA», ha sentenciado Reynés para responder a las preguntas sobre la posición del Gobierno en este sentido.

Desde la compañía indican que, una vez se formalice el permiso, pueden pasar hasta seis meses hasta que el Gobierno se pronuncie. «Estas cosas se saben cuándo empiezan, pero no cuándo acaban», indican, estimando que la OPA no se resolverá hasta dentro de unos «ocho o nueve meses». Algo que podría retrasar de nuevo la puesta en marcha del nuevo plan estratégico de la compañía.

Ante el riesgo de que la demora en los plazos sea un obstáculo para continuar con su actividad con normalidad, Naturgy defiende que «ni estamos parados ni lo vamos a estar». La compañía ha detallado que invertirá unos 1.000 millones de euros en renovables este año. «La liquidez de la compañía para afrontar proyectos de desarrollo e inversión superan los 10.000 millones de euros», indican.

Reynés reconoce, eso sí, que la pandemia se ha sumado a la «tormenta perfecta» que hizo de 2020 un año especialmente complejo para la compañía, también por la devaluación de las divisas en muchos de los mercados en los que opera como Brasil, México, Argentina o Chile.

Por eso, su foco estará ahora en los mercados con «monedas fuertes». Algo que estará recogido en su nuevo plan estartégico en el que, si no hay nuevos retrasos, también se incluirá una propuesta de dividendo que, en principio, modificaría la previsión de la anterior hoja de ruta de pagar 1,55 euros y 1,59 euros por acción en 2021 y 2022.

Precisamente, otro de los compromisos asumidos por IFM sería el de no variar la «política sostenible» de retribución de la compañía. Los accionistas han aprobado este mismo martes el pago de 0,63 euros por acción con cargo a 2020. Esta remuneración se sumará a los dos primeros dividendos a cuenta de 2020, de 0,31 euros y de 0,50 euros por acción, respectivamente; que elevarán a 1,44 euros por acción el dividendo total del grupo.

El presidente de Naturgy también ha puesto en valor el proceso de transformación al que se enfrenta la compañía para liderar la transformación energética en España a través de los fondos europeos. En concreto, la firma ha detectado ya posibles inversiones por valor de 14.000 millones de euros.

De estos posibles proyectos, 6.300 millones de euros se destinarían a generación renovable, especialmente en el lado del almacenamiento, mientras que otros 3.900 millones se focalizarían en los gases renovables, 1.500 millones de euros en digitalización y 1.400 millones de euros en eficiencia energética. Otros 700 millones de euros tendrían por destino la transición justa y 200 millones de euros la movilidad sostenible.