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Nueva etapa en la negociación para intentar reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales a partir de 2025. El Gobierno toma ahora las riendas de esta medida estrella de la legislatura ante la imposibilidad de que los sindicatos y los empresarios avancen más en la negociación bipartita que llevaban desarrollando varios meses a petición propia. Así lo anunció este lunes el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, tras la reunión mantenida con los interlocutores sociales. Después de ese encuentro, en el que ninguna parte se movió en sus posiciones, el número dos de la vicepresidenta Yolanda Díaz anunció que a partir de ahora se reunirán una vez a la semana con la intención de cerrar un pacto «cuanto antes», a poder ser antes de las vacaciones de verano.
Porque llegar al descanso habitual del mes de agosto con un acuerdo entre patronal y sindicatos para reducir la jornada laboral era el objetivo del Ministerio de Trabajo. Aunque tras varios meses de encuentros, aún no ha sido posible. El contexto de desencuentros ha impulsado al departamento a inmiscuirse directamente en las mesas de diálogo social para sacar adelante un texto normativo que ponga sobre la mesa uno de los puntos del acuerdo de gobierno de coalición entre PSOE y Sumar. En ese texto, rubricado por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, se propone «reducir la jornada laboral máxima legal sin reducción salarial para establecerla en 37 horas y media semanales. Su aplicación se producirá de forma progresiva reduciéndose hasta las 38,5 horas en 2024 y culminándose en 2025».
Sin embargo, desde el momento en que se anunció esta medida, contó con el rechazo de la patronal ante el impacto que puede tener en un mercado laboral tan atomizado de pequeñas empresas que no podrían hacer frente a esta situación.
Ante esa realidad, el propio Ejecutivo ha insistido en varias ocasiones que la implantación de esta medida no será generalizada, sino que se tendrán en cuenta los diferentes sectores empresariales y económico. No es lo mismo establecer una jornada semanal reducida en una industria, por ejemplo, que en un pequeño comercio o un bar de barrio, donde la flexiblidad es mucho más complicada de aplicar.
Habrá que esperar a que en las próximas semanas vuelvan a reunirse ya las tres partes para verificar si es posible sacar adelante este acuerdo sin que ninguna pata se quede descolgada.
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