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Cuenta atrás para que venza la actual prórroga de los ERTE, que termina el próximo 30 de septiembre. Gobierno y agentes sociales se reúnen el próximo viernes para iniciar unas negociaciones que, aunque en principio todas las partes señalan que deberían ser sencillas, la experiencia ... previa dice que no será así y que se alargarán todo el mes.
A las dificultades que ya de por sí había hasta ahora, como son determinar el nuevo plazo de vigencia, el porcentaje de rebaja de las cotizaciones o cláusulas varias como conservar el empleo seis meses o prohibir dividendos, se suma ahora una nueva: mantener la actual cuantía de la prestación. Un tema que no es baladí puesto que, si no se cambia la ley, incluso antes de que termine el mes habrá trabajadores a los que se les reducirá el sueldo a la mitad.
Esto es así porque la actual normativa de las prestaciones por desempleo (donde se incluyen los ERTE) establece que a partir del día 181 la cantidad que se recibe es menor y el trabajador pasa a cobrar en lugar del 70% de la base reguladora, el 50%. Esto supone que el salario de los trabajadores que llevan en ERTE desde el inicio de la pandemia se reducirá prácticamente a la mitad respecto al que tenían antes cuando se cumplan estos siete meses, lo que para algunos puede ser a mediados de septiembre.
Según los últimos datos oficiales, a día de hoy hay algo menos de 700.000 trabajadores con el empleo suspendido. Sin embargo, no todos verán mermada su prestación cuando cobren en octubre, sino únicamente quienes lleven con un ERTE a jornada completa desde el inicio de la pandemia. Aquellos que tengan un ERTE parcial tardarán más en ver reducida su nómina porque se van descontando los días en función del tiempo que estuvo trabajando.
Por ello, mantener la prestación del 70% de la base reguladora será el principal caballo de batalla en esta negociación para los sindicatos, que además exigirán los mismos derechos para los trabajadores que ahora, como el hecho de que todos puedan acogerse al paro aunque no tengan el periodo mínimo cotizado y el denominado 'contador a cero', es decir, que este tiempo en ERTE no compute de cara a futuras prestaciones.
El otro gran escollo estará en el plazo de la nueva prórroga. Aquí sindicatos y patronal van a una: no quieren un límite de fecha, y menos que sea solo hasta final de año, sino que buscan una prórroga indefinida. Además, intentarán que se extienda con carácter general, sin focalizar por sectores, y con las mismas condiciones, algo que se antoja complicado.
El Gobierno se sentará este próximo viernes a negociar la nueva prórroga «sin líneas rojas». Así al menos lo aseguró recientemente la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Dejó caer que se suma a la tesis de los agentes sociales de no concretar nuevas fechas. «¿Por qué le voy a poner un plazo a esta herramienta si funciona bien?», se preguntó, precisando que no se trata de poner fechas sino de hacer «medidas eficaces». «El Gobierno no va a dejar caer a nadie», prometió. Pero, como ya es habitual, más restrictiva se vio a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que mostró su preferencia por una nueva prórroga enfocada por sectores o ámbitos, aquellos que estén más castigados por la pandemia, con el turismo a la cabeza. Aquí es donde puede residir la gran dificultad para alcanzar el acuerdo, ya que esto lo rechazan tanto la CEOE como los sindicatos, que aseguran que podría suponer un agravio para muchas empresas y que en realidad los ERTE ya tienen que ser examinados antes de aprobarse.
«La prórroga tiene que ser automática tal y como está, incluyendo los rebrotes», sostiene Lorenzo Amor, presidente de ATA y vicepresidente de CEOE, quien pide dejar de darle «más vueltas de tuerca» porque además «hay dinero». Se refiere a los 21.300 millones que le prestará Bruselas a España para financiar los ERTE y las ayudas a los autónomos.
Una de las novedades que trajo la prórroga de los ERTE hasta el 30 de septiembre fue la creación de un nuevo ajuste por fuerza mayor concebido para un eventual empeoramiento de la pandemia –como así ha ocurrido– y que se conoce como ERTE por rebrote. Esta herramienta permite que aquellas empresas que tengan que paralizar su actividad por la adopción de nuevas restricciones o medidas de contención pudieran acogerse a este tipo de expedientes con unas condiciones mejores. Así, por ejemplo, la prohibición de abrir los bares de copas más allá de la 1 de la madrugada puede haber abocado a muchos de estos negocios a solicitar un ERTE por rebrote.
La gran ventaja de estos expedientes es que las empresas tienen un porcentaje mayor de exoneración de las cuotas que pagan a la Seguridad Social. Concretamente, si la empresa tiene menos de 50 trabajadores, podrá deducirse el 80% de la aportación empresarial devengada durante el periodo de cierre y hasta el 30 de septiembre. En el caso de que tenga más de 50 empleados, la exoneración será del 60% de dicha aportación y para el mismo plazo.
Cabe recordar que en la última prórroga se redujo significativamente el porcentaje de exoneración para los ERTE de fuerza mayor total, de forma que a las empresas que en septiembre lo mantengan en vigor se les eximirá de pagar el 25% de las cotizaciones (si tienen más de 50 empleados) o el 35% para las más pequeñas. En los ERTE de fuerza mayor parcial y los de causas objetivas, las exoneraciones a las empresas serían del 60% por los trabajadores que volvieran a la actividad y el 35% por los que siguieran en el ERTE (40% y 25%, respectivamente en firmas medianas y grandes). Y todo hace indicar que el porcentaje de exoneración será clave en esta nueva negociación.
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