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El calendario vuelve a apretarse para conseguir un acuerdo sobre la magnitud de los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) a partir del 31 de mayo, la fecha en la que vence el actual sistema. Los responsables del Ministerio de Trabajo, la patronal (CEOE ... y Cepyme) y los sindicatos (CC OO y UGT) se sentaron este viernes en la mesa para negociar los términos del nuevo sistema de protección, pero no alcanzaron un acuerdo.
Apenas quedan 10 días hasta que venza el plazo legal. Un límite que en las prórrogas anteriores -la última, a finales de enero- fue apurado al máximo por los agentes sociales para acordar cómo serían los ERTE por coronavirus. Todas las partes seguirán negociando «este fin de semana», según apuntan fuentes sindicales.
Dos son las cuestiones que ahora mismo impiden un acuerdo: las actividades que podrán acogerse a los ERTE y los beneficios en las cotizaciones de los que gozarán los empresarios o trabajadores afectados a partir de junio. Desde el Ejecutivo han indicado su idea de mantener el sistema «el tiempo necesario», según insiste habitualmente la minsitra de Trabajo, Yolanda Díaz. Incluso podría llegar hasta finales de año, dependiendo de la crisis y la evolución de la pandemia.
Sin embargo, no todos los sectores podrán dejar a una parte de sus plantillas en ERTE. Ya ocurrió en las anteriores prórrogas, cuando una parte de los códigos que identifican a cada actividad ante la Seguridad Social (los CNAE) fueron cayendo del sistema. Ahora, la última propuesta debatida este viernse «deja fuera a sectores que antes estaban en la lista», indican fuentes de la negociación. Estas mismas fuentes sostienen que «no se trata de una prórroga realmente» sino de un nuevo tipo de ERTE.
El esquema vigente desde el pasado 31 de enero, cuando se aprobó la última prórroga, distinguía tres tipos de ERTE: los de suspensión, para empresas que se vieran forzadas a cerrar por una decisión gubernamental en torno a las restricciones; por limitación de actividad, destinados a negocios que estuvieran afectados por limitaciones puntuales de su producción, aunque pudieran seguir abiertos (los teatros con aforo limitados, por ejemplo); y los vinculados a los sectores más afectados por la crisis. En este caso, el Ejecutivo aprobó una lista de actividades económicas que consideraba como las más perjudicadas. La reducción de esa lista es la que estaría provocando el mayor desencuentro en la mesa del diálogo social en estos días.
En términos generales, las empresas vinculadas al sector turístico seguirían gozando de la posibilidad de acogerse a los ERTE, a la espera de la evolución que tenga la actividad este verano, dependiendo de los movimientos de los españoles y de la llegada de visitantes extranjeros. El abanico es muy amplio porque puede recoger sectores de hostelería, ocio y todo tipo de actividades de mayor interacción social, las más afectadas por la crisis.
El otro desencuentro reside en el grado que tendrán las exoneraciones en las cotizaciones sociales de las empresas acogidas al ERTE. También podrían verse reducidas, según fuentes negociadoras. Hasta ahora, se equiparan en caso de suspensión o de limitación, alcanzando el 100% en febrero, el 90% en marzo, el 85% en abril y el 80% en mayo para las firmas de menos de 50 empleados. Y del 90%, 80%, 75% y 70%, respectivamente, para las de más de 50 trabajadores.
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