El boom del empleo llegó a su fin antes de tiempo en el peor julio para el mercado laboral desde más de hace dos décadas, desde que existen registros, que ha llevado a la Seguridad Social a alejarse de la barrera de los 21,4 millones de afiliados medios –que previsiblemente ya no superará este año- e incluso a comenzar agosto con menos de 21,2 millones (con datos del 31 de julio) en plena temporada turística. Cuando aún estamos en pleno verano, con la mayoría de españoles comenzando sus vacaciones, el mercado de trabajo en España comienza ya a desinflarse después de meses marcando récords por la sangría de la educación y del campo y el menor tirón de la hostelería, según reflejan los datos publicados este viernes por los Ministerios de Seguridad Social y Trabajo.
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En julio no ha podido ser y, en lugar de crearse puestos de trabajo como los cinco meses anteriores, se han destruido pese a que el turismo está registrando récords este verano. Bien es cierto que son menos de 10.000 los afiliados medios que se han perdido (9.783), pero no importa tanto la cifra, como el hecho de lo que puede significar: cómo afrontará el mercado el segundo semestre del año, el más difícil. Porque destruir empleo en julio no es habitual, nada habitual. De hecho, solo había sucedido otra vez antes en toda la historia, en el año 2022, y con una pérdida menos intensa. En cambio, el año pasado por esta época se generaron casi 22.000 puestos y la media supera los 52.000 durante la etapa de recuperación económica (2014-2019). La creación de empleo se desacelera del 2,51% al 2,35%, el nivel más bajo desde enero de 2023.
En la otra cara de la moneda, el paro ha conseguido descender, por sexto mes consecutivo, pero menos de lo habitual: hay 10.830 personas menos en las listas del SEPE, el tercer recorte más bajo desde hace 16 años. El número total de desempleados se sitúa en 2.550.237, la cifra más baja desde octubre de 2008. Pero aquí no están todos los que son, porque el paro registrado no recoge tras la reforma laboral la fotografía de todas las personas que quieren trabajar y no pueden, puesto que no suma a los centenares de fijos discontinuos que no están trabajando y que superarían los 650.000. El paro efectivo sobrepasaría, por tanto, los 3,2 millones de personas, según las cifras estimadas por Funcas y Randstad Research en base a los demandantes de empleo ocupados.
Hay tres culpables claros en este frenazo del empleo después de haber cogido carrerilla: el primero, el cierre de los colegios y su mala práctica de despedir antes de las vacaciones a los profesores interinos para volverlos a contratar de nuevo en septiembre. La reforma laboral ha conseguido rebajar de golpe la temporalidad en el sector privado, pero en el público sigue estando en el entorno del 30% y no ha eliminado este fenómeno que Europa ya ha denunciado por violar el derecho comunitario. Prácticamente toda la destrucción del empleo entre asalariados se ha concentrado en el sector de la educación, que pierde 122.500 trabajadores, una cifra algo más alta que el año pasado (115.000) pero en línea.
El segundo responsable de la desaceleración en el empleo se encuentra en el campo: ha habido también una intensa reducción de los trabajadores que cotizan en el Régimen Especial Agrario, que pierde 39.000 cotizantes, un recorte muy parecido al del año pasado.
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Cabe resaltar también las casi 4.500 bajas de empleadas del hogar, un sector que vive sus horas bajas impactado por la escalada del salario mínimo y la fuerte subida de las cotizaciones de este colectivo, lo que ha llevado a muchas familias a prescindir de este servicio o bien a hacerlo sin contrato.
Y, por otro lado, España ha perdido casi 5.000 autónomos en julio, una media de 160 autónomos cada día, pasando 3.386.432 autónomos.
Pero si la educación y el campo no explican la fuerte diferencia de empleo de otros años, el tercer culpable hay que buscarlo en el menor tirón en los sectores que sí han generado puestos. Así, pese al récord de visitantes, los hoteles, bares y restaurantes han contratado menos que el año pasado: este sector suma 12.000 cotizantes más, casi la mitad que el año pasado, y ni siquiera se sitúa entre el top tres por sectores.
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Destaca, por el contrario, la fuerte ganancia en la sanidad y los servicios sociales, casi 50.000 nuevas contrataciones, algo típico también de este mes, en el que se refuerzan los servicios médicos en las zonas de mayor afluencia turística. El comercio empujado por la época estival ha generado casi 45.000 altas.
Pese a estos datos, el Gobierno descarta cualquier síntoma de desaceleración y llama a la calma. «No apreciamos síntomas de desaceleración, por eso, en cuanto abrimos un poco el ámbito de análisis e incluimos los últimos dos, tres meses o siete meses, vemos que la dinámica sigue siendo muy positiva, tal y como reflejaba la EPA que se publicó la semana pasada», afirmó el secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez.La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también alejó el fantasma de la desaceleración, dice no estar «en absoluto» inquieta e insistió en que «los datos son buenos, aunque queda mucho por hacer». «Es extraordinario el nivel de ocupación que tenemos en nuestro país», recalcó.
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