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La tasa de trabajadores a tiempo parcial en Castilla y León volvió a aumentar en el año 2017, después de dos ejercicios de descensos, hasta situarse en el 15,5% del total de ocupados en la comunidad. Concretamente, la subida es de cuatro décimas ... con respecto a 2016, cuando anotó el valor más bajo una vez superados los años más agudos de la crisis. Así lo explica un informe elaborado por la empresa de recursos humanos Randstad con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de la agencia europea Eurostat, y que analiza la proporción de ocupados que trabajan a tiempo parcial en relación a su edad y su lugar de residencia.
El pico más alto se produjo en 2014, cuando la proporción de trabajadores a tiempo parcial sobre el total de ocupados alcanzó el 16,2%. La tasa de parcialidad comenzó a subir en el año 2008 y, salvo el descenso que experimentó en 2011, el resto de ejercicios en el periodo de crisis fueron al alza hasta ese máximo de 2014. Sin embargo, si nos remontamos a la serie histórica, se observa que en los años previos a la crisis la incidencia era considerablemente más baja: entre 2002 y 2004 la tasa de parcialidad osciló entre el 8,5% y el 8,8%.
La gráfica serpenteante que representa la evolución de la parcialidad laboral en Castilla y León contrasta con la curva más homogénea que dibuja la trayectoria del conjunto nacional a lo largo de los últimos años. En España, la proporción de trabajadores a tiempo parcial sobre el total de ocupados comenzó a aumentar en el año 2008 y continuó así, al alza año a año, hasta 2013, momento en el que alcanzó un máximo que al año siguiente se volvió a editar. Desde entonces, la tasa ha vuelto a tomar la senda descendente y encadena ya tres años consecutivos a la baja.
En Europa la cosa se ha mantenido más estable aún, con un ascenso moderado en la última década desde el 17,5% al 19,5%, aunque en los últimos años apenas ha registrado variación. Son tasas más elevadas que en España, que tradicionalmente ha tenido menor proporción de empleados a tiempo parcial que otros países de su entorno.
Precisamente, la incidencia de la parcialidad es uno de los aspectos que analiza el estudio de Randstad poniéndolo en relación con la tasa de paro. Según la empresa de recursos humanos, existe una relación directa: los países europeos que registran las mayores tasas de trabajadores a jornada parcial se encuentran entre los que cuentan con los menores índices de desempleo.
El caso más paradigmático es el de Países Bajos, el estado que registra la mayor tasa de empleados con jornada parcial de Europa (49,7%) y cuenta con una de las tasas de desempleo más bajas del continente (6%). En una posición similar se sitúan Austria y Alemania, que anotan tasas de parcialidad del 27,8% y 26,7%, respectivamente, y unos índices de desempleo del 6% y del 4,1%, según Eurostat. En el lado contrario, los países con las tasas de desempleo más elevadas, como Grecia, España y Portugal, cuentan con unas tasas de contratos a tiempo parcial inferiores a su tasa de paro y por debajo de la media europea. Aunque, como en todo, hay excepciones. La República Checa, el país con la tasa de paro más baja de la Unión Europea (4%), tiene una incidencia de la parcialidad de apenas el 5,7%, una de las más bajas del continente.
«Uno de los retos a los que nos enfrentamos todos implicados en el mercado laboral es eliminar la percepción negativa que se tiene en España del trabajo a tiempo parcial, y más una vez que se ha comprobado, con la experiencia en otros países europeos, que a mayor tasa de profesionales con un trabajo a tiempo parcial, menor es la tasa de desempleo. Existe un desconocimiento de este modelo de contratación en España, que puede suponer un gran aliado en nuestro objetivo de seguir creando nuevos puestos de trabajo», explica el director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis Pérez.
No obstante, dentro de las comunidades autónomas de España este patrón no se repite de forma tan clara. Navarra y el País Vasco, las regiones con menor índice de desempleo, figuran entre las cuatro con la tasa de parcialidad más elevada. Sin embargo, otra de esas regiones con mayor proporción de trabajadores a tiempo parcial, Andalucía, es la que presenta la segunda tasa de paro más alta. Por su parte, Castilla y León, que presenta una parcialidad superior a la media, la quinta más alta de España, sí que tiene una tasa de desempleo inferior que la del conjunto nacional, aunque no se encuentra tampoco entre las más bajas sino en una posición intermedia.
Y uno de los colectivos donde más recaen los contratos a tiempo parcial es el de los jóvenes. De hecho, entre los menores de 25 años la tasa de parcialidad sube hasta el 38,5%, un índice mucho más elevado que en los demás tramos de edad. De hecho, entre los 25 y los 45 años la incidencia de la parcialidad es del 14,8% y entre los mayores de 45 apenas alcanza el 12,1%. Además, la parcialidad entre los jóvenes es la que más ha aumentado en la última década: más de 17 puntos.
En Randstad no les extraña este fenómeno, que además entienden como algo positivo: «La contratación a tiempo parcial también es una oportunidad para los profesionales más jóvenes. Por ejemplo, a los que aún están estudiando, les permite compatibilizar un trabajo con su curso académico», afirma Luis Pérez.
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