Los empresarios de Burgos afrontan con bastante pesimismo el 2023. Los problemas de suministro de materias primas, la crisis energética, la subida de precios, las revisiones salariales y la política internacional, marcada por la guerra en Ucrania, introducen una serie de condicionantes que generan incertidumbre ... entre el colectivo burgalés.
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El Índice de Confianza Empresarial (ICE), la encuesta semestral que realiza la patronal FAE desde hace casi una década, recoge ese espíritu entre la prudencia y el pesimismo del empresariado de la provincia. Cierto es que dos de cada tres empresas consultadas creen que este nuevo año les irá similar al 2022, pero lo que «preocupa» en FAE es que solo un 15% piensa que su situación mejorará.
«Es la cifra más baja desde que hacemos los estudios», apunta Ignacio San Millán, el tesorero de la patronal. El año pasado, ese porcentaje se elevaba al 40%, pues las previsiones de crecimiento económico eran más optimistas. Ahora, los empresarios son muy conscientes de que hay muchos factores que pueden influir, y de manera negativa, en los resultados económicos.
Eso sí, en cuanto a la creación de empleo, el 25% de los encuestados sí que creen que incrementarán su plantilla, tras un año marcado por la estabilidad laboral. En 2022, una de cada atres empresas ha contratado personal, siguiendo con la tendencia positiva iniciada tras la pandemia. Los últimos cuatro semestres (2021 y 2022), el crecimiento de empleo ha superado el 30%.
También es un buen dato que el 71% de las empresas crea que, pese a ese a la incertidumbre económica, mantendrán la plantilla. San Millán recuerda que, casi siempre, los empresarios son cautos a la hora de hacer las previsiones y, luego, los resultados finales tienden a ser mejores. Ha ocurrido en 2022, que ha sido un año bueno, en términos generales, para el empresariado de Burgos.
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El pasado año, el 62% de las empresas consultadas aumentaron su facturación. Y si se compara el segundo semestre con el primero, casi la mitad mejoraron su situación al finalizar el año. Además, una de cada tres de las que exportan cosecharon mejores cifras que en 2022. Eso sí, no todos los sectores se han comportado de la misma manera.
Para la Agricultura, el 2022 «no ha sido excesivamente bueno», apunta Íñigo Llarena, vicesecretario general de FAE. La Construcción se ha mantenido, gracias sobre todo a las reformas. En Industria, la automoción empezó mal y la que ha acabado peor has dio la agroalimentaria. Y en el sector Servicios, tan variado de actividad, se ha vivido un segundo semestre peor que el primero.
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En el Índice de Confianza Empresarial del segundo semestre de 2022 se ha consultado a más de un centenar de empresas de Burgos, mayoritariamente de la capital. El 60% tiene una plantilla de hasta 50 trabajadores y se han tenido en cuenta todos los sectores, de modo que el 47% eran de Servicios, el 40% de Industria, el 11% de Construcción y el 2% de Agricultura.
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