El precio del butano alcanza su nivel más alto en tres años y medio

El único consuelo aparente es que las dos principales fuentes de energía del país –el consumo de butano bajó un 44% entre 2003 y 2016, aunque en los dos últimos años se ha recuperado un poco– han duplicado la subida sufrida por la bombona tradicional, que desde este martes pasará a costar 15,33 euros. Con todo, es un 12% menos que su récord histórico de principios de 2015 (17,5 euros). El problema es que las tres han aumentado su coste muy por encima del índice de precios de consumo (IPC), que cerró octubre con una tasa interanual del 2,3%.

Sin embargo, sí vemos la evolución del butano en 2018 casi ha sido un carrusel. En sus revisiones bimestrales aumentó un 2,1% de precio hace justo un año y otro 1,6% en enero, para luego bajar un 4,9% en marzo y otro tanto en mayo. En julio, sin embargo, volvieron las alzas con otro 4,9%, para luego volver a subir un 4,95% en septiembre.

Estos precios afectan solo a las bombonas tradicionales, las de doce kilos y medio -las tarifas reguladas se refieren a cualquier envase de butano de entre ocho y 20 kilos–, y solo pueden variar un 5% en cada revisión al alza o a la baja. Lo que supere ese nivel se compensará en la revisión siguiente. Por eso, aunque las cotizaciones internacionales de la materia prima -fundamentalmente la del petróleo- han subido poco las últimas semanas (0,6%), había que recuperar un déficit de 0,7 euros.

A ello se unió una apreciación mínima del euro (0,4%) y, sobre todo, un encarecimiento importante de los costes de fletes y transporte (7,6% más) de los operadores. En conjunto, el incremento esta vez será del 4,93% hasta la revisión siguiente en enero.

El butano se ha encarecido un 36% desde el mínimo registrado en julio de 2016 (11,27 euros) tras un año y medio casi seguido de descensos, y también alcanza ya su precio más alto desde marzo de 2015 (15,4 euros). Esto es, registra su máximo en más de tres años y medio según las tarifas que se han ido publicando en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Aunque con la crisis se recuperó parte del consumo de butano, ahora las ventas nacionales no pasan de los 70 millones de bombonas anuales, frente a los 125 millones que se comercializaban hace 15 años. Eso se traduce en casi 856.000 toneladas de gas licuado de petróleo envasado, la gran mayoría en la periferia, zonas rurales y viviendas de costa pues las ciudades casi están copadas por el gas natural.

Precisamente esta última fuente de energía, cuya tarifa regulada (la TUR que tienen contratada más de un millón de consumidores domésticos) también está ligada en buena medida a la cotización de las materias primas en los mercados mundiales, no ha dejado de elevar su precio desde la primavera y las perspectivas para este invierno son mañas –el precio subirá un 8,4% frente al descenso de medio punto hace un año-.

En cuanto a la electricidad, en octubre el precio medio del mercado mayorista dio un alivio a los consumidores al bajar un 8,5% respecto al mes anterior gracias en buena medida a una mayor aportación de algunas fuentes renovables, como la eólica, y de las centrales hidráulicas debido a un otoño más lluvioso. Aún así, la luz sigue siendo un 14% más cara que hace un año, con 65 euros por megavatio hora (MWh), la tercera cantidad más elevada desde 2008, esto es, al principio de la crisis económica.