Las pensiones de viudedad constituyen un pilar fundamental del estado de bienestar español ya que evitan situaciones de pobreza durante la vejez de un gran número de mujeres y han contribuido a reducir la brecha de género en las pensiones (el 96% de las beneficiarias ... son mujeres). Así lo afirma la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) en un documento publicado este miércoles, en el que apunta que si no existiera este tipo de prestación, que supone la única pensión para el 40% de las mujeres porque no cotizaron lo suficiente, la brecha de género sería el doble.
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Sin embargo, desde Fedea abogan por «repensar» las pensiones de viudedad de cara al futuro e introducir reformas en el sistema como han hecho ya muchos países del entorno, ya que constatan que las desigualdades de género en las cotizaciones a la Seguridad Social están disminuyendo, alentando un debate que ya ha surgido en otras ocasiones. «Probablemente dentro de 25 años la gran mayoría de mujeres pensionistas cobrará una pensión de jubilación y la pensión de viudedad ya no será un instrumento tan adecuado para evitar la pobreza durante la vejez», pronostica el informe elaborado por la profesora de la Universidad Carlos III de Madrid Luisa Fuster.
Fedea sostiene que cuando se instauró la pensión de viudedad en España el modelo de hogar típico era muy distinto del actual. En aquel momento lo habitual era que el marido fuese el proveedor de renta en la unidad familiar, mientras que la mujer dedicaba todo su tiempo al cuidado de los hijos. Esto ha supuesto que las carreras de cotización femeninas de las cohortes que hoy están en edad de jubilación han sido típicamente mucho más cortas que las masculinas, lo que se traduce en un menor acceso de las mujeres a las pensiones de jubilación y en una menor cuantía de las mismas. Es por ello que la pensión de viudedad juega un papel fundamental en la actualidad al evitar situaciones de pobreza a las mujeres que no cotizaron o cotizaron poco en el pasado.
Es más, este trabajo demuestra que, en ausencia de la pensión de viudedad, la mitad de las pensionistas actuales no cobraría una pensión contributiva y la brecha de género en las pensiones contributivas sería del 60% en lugar del 30% actual. No obstante, el artículo también revela que las desigualdades de género en las cotizaciones a la Seguridad Social están disminuyendo. Así, en los últimos cuarenta años la participación laboral de la mujer ha aumentado del 30% al 70%, lo que se ha visto reflejado en un fuerte incremento de las cotizaciones de las mujeres.
Esto ha ido reduciendo -y lo seguirá haciendo en el futuro- la brecha de género en las pensiones, que es menos importante entre las generaciones jóvenes de pensionistas que entre las más mayores. Así, la brecha en la pensión media de jubilación es del 42% para las mujeres mayores de 75 años pero se reduce al 23% para las de 65-69 años. Además, la proporción de pensionistas que reciben pensión de jubilación es mucho más parecida a la de los hombres para las generaciones más jóvenes (85% para mujeres frente a 98% para hombres entre 65-69 años y 39% para mujeres y 99% para hombres de más de 85 años).
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Esto pone en evidencia que las pensionistas más jóvenes han cotizado más que las mayores y un mayor número de ellas tiene derecho a cobrar pensión de jubilación, lo que ha provocado que en los últimos diez años el número de pensionistas de jubilación ha aumentado más entre las mujeres que entre los hombres. Si en 2009 el número de mujeres pensionistas de jubilación de 65-69 años era el 50% del número de hombres pensionistas de jubilación, en 2019 es el 65%. Es decir, cada vez más mujeres tienen derecho a la pensión de jubilación y ello se ve reflejado en la distribución de pensiones contributivas, según explica este documento.
«Cuando las generaciones más jóvenes del mercado laboral se jubilen, la gran mayoría de mujeres cobrará una pensión de jubilación equiparable a la de los hombres y la pensión de viudedad ya no será un instrumento imprescindible para evitar la pobreza femenina durante la vejez», concluye Fedea. Por ello, esta organización defiende que es «necesario iniciar una reflexión sobre el papel de la pensión de viudedad», que proporciona a las parejas un seguro contra el riesgo de ver disminuido el poder adquisitivo al fallecer uno de sus miembros, y aboga por diseñarse de formas alternativas para que no sea una renta vitalicia.
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